miércoles, 3 de marzo de 2010

V: El Suplicio de Ares

ADVERTENCIA:

LA OBRA DEL SOL QUE NO SALIÓ HA CULMINADO, UNA VEZ ADENTRADO EN LA MENTALIDAD Y LAS POSIBILIDADES EXISTENCIALES DE LOS PERSONAJES, EN ESPECIAL DEL ARES VIEJO, ME HE DECIDIDO ADENTRAR EN ÉL, EN UNA CLASE DE ANÁLISIS POÉTICO, DONDE SE ENTRE MEZCLA LA TEATRALIDAD DE TODA LA OBRA, PERO DESFASÁNDOLO TODO, PUES PARA QUE UN ESPACIO TAN INUSUAL AGARRARA LA FORMA QUE LA NARRATIVA DESCRIBÍA, LA NARRATIVA MISMA DEBERÍA DE SER TRATADA DE LA MANERA SURREAL EN LA QUE SUS MISMOS PERSONAJES ESTÁN SIENDO TRATADOS.
EL SUPLICIO DE ARES NO ES EXACTAMENTE UNA CONCLUSIÓN A DETALLE, TAMPOCO ES UN TIEMPO-ESPACIO EN LA HISTORIA, NO ES UN EPÍLOGO, NI NADA EN LO QUE UN NARRADOR SUELA UTILIZAR. HE DECIDIDO REGALAR EL SUPLICIO AL ENTE QUE VIAJA POR LA OBRA, SIN TEMPORALIDAD, SIN LÓGICA, SIN COMPROMISOS NI OBLIGACIONES, PURO Y MISERABLE, COMO LA MISMA MENTE HUMANA LO ES.
PRESENTO ENTONCES, EL ANEXO A EL SOL NO SALIÓ OTRA VEZ: EL SUPLICIO DE ARES.








EL SUPLICIO DE ARES




Yo, que sobrevengo los decaeres de la humanidad, con la lápida en mi pecho escrita a manera de pasadizo, como un ayer enaltecido. Oh gloria eterna de los miserables, oh miseria misma de los glorificados, tanta sangre que he vaciado de los cuerpos descoloridos a medida de banquete, como el decaer de los dioses en medio de la selva, como la angustia transformada en máquinas de guerra, destructoras de pasiones y de porvenires, tú que me has conducido al hueco más ligera en el universo que hemos deteriorado con la sutileza de la dominación. Minerva, mi adorada Minerva.
¿Cuántos anhelos quebrantados? ¿Cuántos ayeres olvidados? Y yo en la misma sombra blanca de la que no he podido despertar. No, esto no es un sueño, tampoco es un martirio, el infierno se ha posicionado de los caminos, los ha bloqueado con banquetas para los invidentes, con mil banquetes estereotipo de una zona en medio de la nada, con una infinidad de guaruras inutilizados por la inexistencia, por la falta de compromiso con lo que se llama la decadencia del vivir. Odio persistir.

El largo subsistir me ha llenado de carencia, de falta de negociación para la pacificación en la tierra que yace dentro de mis entrañas, esa repugnante ciudad por la que observo desde el pasillo donde todo es observable, donde todo se revela como magnificencia del tiempo purificado, como tareas del soldado que no lleva escopeta, solo la noción de su papel como contribuyente.

Mis manos me sudan, de unas horas para acá el clima dentro de la Espera es diferente, las arpías han liberado a los demonios de Halirrotio por los mares nórdicos de la memoria, han asesinado a mis Minervas, a cada una de ellas, en cada uno de los universos ¿cuántas puertas abren los caminos del universo? ¿Y son los truenos una premonición de lo que no persiste?

Advertiros adviento, que estoy listo para la última de mis guerras aquí dentro…

¿Qué? ¿Has refutado mi argumento?

Y la piedra de los televisores inservibles inmortaliza las siluetas de los 4 asesinados justo en frente de mis narices. -entra el extraño que nunca muere-

Ares he/ha venido a platicar sobre los porvenires de la mañana ¿Estás realmente preparado?
¿Cómo no lo estaría si la noche nunca se ha terminado?

-Con la risa entre los dedos, escurriendo como líquido de mis lágrimas opacadas, casi del color de la nada, pero no la nada de la espera, sino el de la añoranza y la locura-

Solo permite que al momento en el que nos marchemos, mi sombra y todos mis amigos luego de la partida incomprensible del Ares que no vivía sea documentada… Los noticieros de Molcajete realmente te lo agradecerían para toda la vida que nos quedase…

Descuida, habrá tiempo para entrevistas y para frivolidades, ahora el pasillo es un hoya que grita que se desbordará y prenderá las llamas que las playas en plata destellante nunca han contemplado sin la necesidad de la capa extra de que el bronceador hay clamado en nuestra falta de pan del año del 64 del presente ciclo errático de la discrepancia.

-Oto aparece en frente de sus ojos, alto como nunca, inesperado como siempre-

OTO.- “Es tiempo ahora, Ares, ya has permutado por suficiente tiempo, es momento del arrivo”
ARES.- “Pero ¿qué no ves, Oto, que ya he perdido todo lo que tengo? Es imposible que seas de
verdad”
OTO.- “La verdad resulta irrelevante, es zozobra de lo esencial de la vida”
ARES.- “Y dime, Oto, ¿acaso esto es vida?”

Oto, constructor de un destino errático, señor de uno de los astros al lado de géminis. Un maldito bastardo en el que no confío, el traidor más indeseable, ahora, él ha venido a visitarme.
¿Una nueva ilusión?

Las ilusiones se confunden últimamente con mi realidad…

¿Sigo aquí?

Irrelevancias.

Alba. Apenas. Pero he sido arrastrado en silencio, mi carne es rasgada con la grava en el suelo. Oto no ha mencionado una sola palabra desde que entramos nuevamente dentro del pasillo. (Inconsistencias: La realidad suele sentirse) Sin embargo hay una sensación aflorando justo en la superficie de mi piel, en el lugar en medio de mis vellos y mi carne endurecida…

No sé por dónde vamos, ni a dónde nos dirigimos, pero hemos venido moviéndonos varios días si no miente la luz que resplandece por cada una de las habitaciones por las que pasamos…

Y cada Minerva dentro de las salas
Con la misma expresión insípida de siempre
Maté a las verdaderas
Molcajete nunca regresó

Y yo soy la encarnación mortífera de un amigo que seguramente nunca existió…

-El gigante sacude fuertemente al arrastrado-

OTO.- “¿Qué no me escuchas? ¡Llevo un gran rato gritándote que ya llegamos! ¿Qué se puede
hacer para que prestes un poquito de atención?”

[Pero es que las orejas ya no escuchan como antes… ¿Cómo podrían? Ya no me quedan las ganas para realizarlo]

OTO.- “¡O me prestas atención o te meto mis ideas por los oídos a agujazos!”

-Ares, decrépito voltea sus ojos a los del hombre corpulento-

ARES.- “¿Realmente importa?”
OTO.- “Efialtes mencionaba la persistencia eterna dentro de La Espera; bello nombre que elegiste
para el hoyo que te refugió”

Un espiral decadente
Una espiga en mi cara
Gigantes… ….No los considero



¿La conquista mundial?
Seguro hemos radicado bajo la superficie de la luna por algunos meses

OTO.- “Trece. ¿O qué? ¿No ves a Artemisa que nos observa desde lo alto de la alcoba?”
ARES.- “Hace una noche como para recordarse”

-Cae dormido sobre una roca tremebunda-

Sueño… Si es posible. La tibieza de la luna me ha acogido por horas, sintiera que finalmente he podido salir de donde estaba. Ojalá existiese la esperanza donde ni los rayos del sol aparecen jamás. Creyera mi motivación, de no ser porque el sol no ha salido como en la sonata de mi bella caída.
El éxtasis de mi mutilación, mi alma carcomida en medio del desierto, mi certeza cagada por buitres mortífagos que no respetan ni la motivación de mis suspiros entre las llamas que me funden con mi sufrimiento. La nostalgia es el motivo principal de mi completa indiferencia, quisiera que mi salud de repente declinara y me abandonara, tal y como los demás lo consiguieron.

-Oto aparece en silueta en el horizonte-

Oto… ¿No había muerto?

MINERVA 2.- “La muerte, cuando la vida es irreal, es en perspectiva”
ARES.- “¡Perspectiva! ¡Perspectiva! ¡Estoy harto de las perspectivas! ¡¿Porqué no hablas claro de
una vez por todas, te apareces frente al que te grita y cesas esos consejillos fantasmales de
una vez por todas?!”
MINERVA 2.- “No temes a la muerte, no temes a la soledad, solamente eres un suplicio de mi
mismo concepto de existencia, materializado en constante chilloteo en medio de la
nada”
ARES.- “Perspectiva, nada, muerte, vida, realidad, irrealidad, existencia, no-existencia… ¡No
quiero saber más de todas esas fanfarronadas! No me interesa, ya no lo deseo, ya no
quiero volver a oírte ni una sola vez”

Oscuridad. He ahuyentado lo único que me quedaba de mi corazón… Consuelo

Los lustros no transcurren en vano, el firmamento es tan enorme, me gustaría tener el brazo suficientemente largo como para tocar sus distintas luminosidades; me gustaría tener un poco de la consideración universal, resaltar en medio de tantos astros y centellas… Pero solo destaco en medio de tanta miseria que yo atraje con un brillo de sangre que ni de verdad o de mentira puedo yo pulir.

Oto.

OTO.- “Haz caído, Ares, ¿no has sentido siquiera el golpe en la nuca?”

Pero de algo estoy seguro, mis ojos no muestran sino vacío, el reflejo de mi única tangible realidad. Sin espejos cerca de mí no puedo cerciorarme de si estos se han tornado como rocas ónix incrustadas en mi cara, para estas horas de mi destrucción no sé si he envejecido aún más de cuando maté a mi parecido con violencia innecesaria. (Y si de falta de necesidad pudiera mencionar alguno, ahí yo puedo participar como candidato fiel a la autodestrucción)

Algo nuevo:
Un lago.

OTO.- “Anda, acompáñame, te hará bien ir a mi lado”

-Ares baja la cabeza sin entender porqué la insistencia del gigante-

OTO.- “No, Ares, no preguntes nada, te llevaré a un lugar menos desconocido y te dejaré que te
confundas, te dejaré que reconozcas, y si eso tampoco resultase, te prometo que intentaré
ahogarte, si así lo requirieses”

Por fin un gesto humanitario de alguien con quien levitara…

OTO.- “Vamos a la orilla, allá seguro te refrescarás un poco”

-Oto toma a Ares del brazo y lo recarga, casi de a cadáver, contra su hombro-

OTO.- “Sé fuerte cabrón, que nos espera una noche larga”
ARES - a penas pudiendo hablar-.- “¿Porqué lo haces?”
OTO.- “No hago nada, ¿qué pudiera yo hacerte hacer a ti, gran exterminador, señor de la guerra y
los tormentos?”

Burbujas recorren mi cara con la fuerza de mi cabeza sumergida por la fuerte mano de Oto. Disminuyen cuando mi nariz se estrella contra el suelo submarino.

-Ares saca la cabeza del agua, y Oto no está, ha sido otra de las ilusiones dentro de la zona blanca, una burla más que el pasillo de los tiempos le ha regalado-

No obstante, qué bien se sintió esa bofetada de agua en contra de mi cara, es la primera seña de vida en todos estos años…

-Ares continúa, se revuelca en la orilla del lago, solitario. Las nubes transcurren en la oscuridad con una velocidad inusual-

La tierra del lago es un ungüento perfecto para los recuerdos mal habidos dentro de la razón de un desvalido estructural. Mis poros se mutilan con la agudeza de los granos dentro de las aguas, soy rebanado por las filosas piedras en el lago, y por primera vez en tanto tiempo vuelvo a sentir algo más que una prolongada desesperación…

-Ares cae de rodillas frente a la grandilocuencia de las aguas-

Oh, lago, residuo de la naturaleza que tanto me empeñado en ocultar
¿Eres acaso tú un recipiente de las verdades infinitas?
¿El conocimiento líquido que pensé que algún instante recuperaría?
Extraño tanto mi sentir…

Y ahora que lo tuve todo, el alma me llora con el ácido del desconocimiento…
Esa sed
Esa migraña de desesperación
¿De dónde tomaré las fuerzas necesarias para seguir con mi cometido de nunca encontrarme muerto?

La inmortalidad es la última de las soluciones que quise conocer
Y ahora soy un desdichado atado a su inevitabilidad
Odio todo lo que vivo
Odio todo lo que viviré
Odio que nunca dejaré de vivir (lo)

-Ares se despinta con la palabras de desesperanza, con el constante reclamo en contra de su situación, el color de su cuerpo flota sobre las aguas que lo rodean por el lago-

ARES.- “¿Si me mezclo con la zona dejo de ser yo mismo? ¿Olvido por completo? Pues ahora que
tanto me he martirizado me pregunto cuántas alternativas me quedan por solventar mi
situación, y pareciera que la única salvación que me queda es la primera que tuve, y que
con tanto desprecio deseché, mi ignorancia”

-Oto regresa, Ares está intacto en su constitución (Otra vez tiene color)-

ARES.- “Oto, has vuelto”
OTO.- “Así es, Ares, no sabes lo que me han ofrecido para realizar este viaje en el que nos
encontramos”
ARES.- “No me interesa, pero cargo gran intriga por saber a dónde nos dirigimos”
OTO.- “A la boca de Naxos”
ARES.- “¿Naxos? ¿Desde cuándo tienen nombre los lugares dentro de la Espera?”
OTO.- “Desde que la luna ha regalado sus caricias a los rascacielos”

-Ares y Oto han caminado por decenios dentro del pasillo de los tiempos, sin encontrar un alma en su recorrido, no hasta ahora…

-Habiendo dejado el lago años atrás, el pasillo tenía finalmente una pared al fondo de este. En ella había una puerta cerrada; y llegando en frente de ella, tanto el hombre gigantesco como el asesino de las masas por los daños de las guerras en tierras verdaderas, se detienen con tintes de escalofríos. ¿Acaso habían topado con el final de la eternidad?-

Nunca pensé que me pudiera suceder…

Frente a Oto y frente de a mí se encontraba ese blanco y viejo último portón. ¿Qué pasaría si ese resultara? ¿Qué si mis lamentos hubieran sido resueltos por el sentido de la dignidad universal?
No tenía, por el momento, el valor suficiente para comprobarlo, el solo hecho de tener algo tan imponente en frente de mis pesimismos era una venganza ególatra en contra de mis resultantes, y ahí parecía como intermitente entre las sombras de neblina, el pensamiento constituido más razonable e inteligente de mi sentencia percatada: “Tanta muerte y tanto tiempo para nada”.

Minerva, y si yo no pudiese consumarlo
Minerva, y si no lograse su cariño
Minerva, y si nunca la hubiese conocido
Minerva y los mil amores conocidos por el mundo de las sombras

Con el suspiro de cuervos asesinos en los recuerdos de los malditos…

OTO.- “¿Y bien?”
ARES.- “¿Y bien, qué?”
OTO.- “¿No abrirás el portón final?”
ARES.- “¿El portón final?”
OTO.- “¿Acaso pensabas que habría más después de este que está en frente de nosotros?”
ARES.- “No puedo negar que la idea de un portón final se cruzó por mi mente, pero el aceptarlo de
la manera en la que tu invitación sonara como un hecho vuelto realidad…”
OTO.- “Ya no divagues Ares, es tiempo de que te vayas ¿No lo crees?”
ARES.- “Irme…”

-Ares queda pensativo con las posibilidades que la puerta conllevara-

ARES.- “¿De dónde has aparecido tú, Oto? ¿Eres una ilusión más como Molcajete lo fue en su
momento?”
OTO.- “¿Porqué dices que Molcajete fue una ilusión?”
ARES.- “Las cartas, la llegada, su partida… Luego de tanta confusión he llegado a creer que ni las
Minervas ni el Ares alterno fueron realidad”
OTO.- “¿Pero qué, no los sentías? ¿No los vivías? Inclusive a Molcajete”
ARES.- “No estoy del todo seguro, Oto. Por ejemplo, no tengo idea de a ti de dónde te conozco”
OTO.- “A mí de dónde me conoces…”

Las sombras han acogido mi alma, el desconocimiento es el tatuaje de mi soledad. Como los años parecen ser solo puntos negros en mi espalda, las arrugas no parecen seguir adelante luego de mi primera estadía en el pasillo de los tiempos; por lo tanto no puedo estar del todo seguro si han sido milenios o segundos los que trasnoche como rebanada de pan, rebanada de pan solitaria y rebanada de pan con un gigante misterioso. La noche no ha terminado, eso creo, o no lo recuerdo; pero hay sonidos en la fortaleza de mi mente que tratan de salir a mis sentidos para tratar de encontrar una unidad a este océano de desconocimiento que me envuelve.

¿Quién soy?
¿Realmente soy Ares?
¿Realmente estoy aquí?
¿Pienso en realidad o en off?


El piso desmoronándose con tu partida, tu desaparición es el castigo más cruento que pude imaginar, tu desprecio en tus últimos momentos, el saboreo de tu magnificencia, oh Minerva omnipresente, señora de mis esperanzas hundidas, destello de mi noche interminable.
Sucumben mis pensamientos ahora que me encuentro en el que puede llegar a ser el último de mis momentos. No, no temo a la muerte, no luego de este infierno de pesadilla de la noche sin final; puede que la luz de la otra vida sea un regalo que mi acabada realidad necesite ¿no es así?

ARES.- “¿De dónde has venido tú, Oto? Pues todos los nuevos personajes dentro del pasillo han
sido versiones alternativas de Minerva o de mí; y hasta el mismo Molcajete ha, más o
menos explicado su procedencia
OTO.- “Versiones alternativas… Mmm… ¡Qué término tan despectivo de lo que va dándose con el
paso de los tiempos!” -ríe amistosamente-

Aunque a veces parece tener un semblante tan amistoso, Oto no me da la confianza total. Parte de mi le repudia como si fuese lo único que me quedase de mis recuerdos para la sociedad ¿Soy yo o soy el resentimiento plantado por la desgracia de lo que me rodea?

-La puerta muestra un gran resplandor que ciega a ambos personajes, el suspiro paternal del rayo los distrae de sospecha y replanteamientos sobre su miseria-
ARES.- “¿Qué pasa Oto? ¿Qué, acaso, no había terminado ya el infierno en el que me habían
encadenado?”
OTO.- “El infierno nunca fue más tranquilizador, disfrútalo, pues entre tanto frío y decaeres el sol
no nada sobre los ventarrones”


No logro ver ni mi pasado

OTO.- “Olvida lo que tus ojos te señalan, y por un momento deléitate con el razonamiento
cooperado”
ARES.- “Mira quién empieza a inventar terminologías: ¿Razonamiento cooperado?”
OTO.- “Tanto tiempo en esa soledad algo de locura te ha de haber dejado ¿no?”
ARES.- “Tanto tiempo, no. Sí ha sido ya un tiempo el que me marcó desde que los otros me
dejaron, pero no ha sido tantísimo, empezando a considerar el tiempo que pasé con ellos
tratando de reflexionar con respecto a lo que pasaba en aquella zona blanca”
OTO.- “Los otros…”
ARES.- “Sí, te he dicho… Minerva, Consuelo, Ares joven y Molcajete”
OTO.- “¿Qué no me has oído antes Ares?”
ARES.- “¿Qué has dicho de los otros antes? ¿Has hablado de ellos? No lo recuerdo”
OTO.- “No hay porqué, el vacío te ha dejado carcomido”

Carcomido, qué bello sufrimiento me
nace contra las rodillas, el sol, está postrado
nuevamente donde no lo alcanzo a mirar, ¿porqué
entre tanta luz que sale de la puerta ninguno de los rayos
pertenece a ese que inspiraba las canciones de mi alma? ¿Qué
nueva revelación trágica trae el gigante que me acompaña? La vida
ha sido hecha para desecharme en una torre de mentiras, el tiempo cristalino
como cenizas en mis manos, cenizas que no queman, pues nunca estuvieron encendidas…


Eso es polvo, no hay cenizas…

OTO.- “No hubo otros, ya te lo he mencionado, Ares”

Minerva fue serigrafeada a mis pies, en un bellísimo piso de cristal de 500 pulgadas de ancho, una grúa corroboró qué tan rígida era su constitución, incluso brincaron mil titanes, y ninguno lo quebrantó; pero cuando me fui a recostar sobre sus mejillas, el polvo que conformaba cada centímetro de lo que era, me dejó caer en un universo que se mostraba desvaneciente y arrojado a donde nadie lo reconocía.

No hubo un México que pudiera amar por su grandeza
No hubo una mujer duplicada por instancias de la magia o una clonación anticipada
No hubo un yo que respaldara mis instancias
No una Minerva que atesorara la juventud de mi señora
Entonces no hubo un yo que resistiera a la catástrofe inesperada
¿Dónde estoy ahora?

La vida es miserable, no importa en lo que crea, no importa lo que yo recuerde

-Ares viejo, mísero y decepcionado nuevamente, toca su rostro tratándose de reconocer una vez más. Tratando de entender qué pasa, pasó y pasará entonces-

OTO.- “No, no trates. Te confundirás aún más de lo que ya lo estás ahora”

-Ares mira temeroso al gigante, su mirada asemejada a la de un niño en medio de las sombras-

ARES.- “Pero Oto ¿Qué ha sido lo que he vivido entonces? ¿Quién soy? ¿Existió Minerva? ¿Existió
Molcajete? ¿Existí yo? ¿El Exterminador?”
OTO.- “Ares, no hagas preguntas que puedan herir más ese cuerpo degradado que te cargas, ya
demasiado ha sido desgastada tu coraza como para sorrajar un golpe o una pedrada que no
pudieras resistir… No insistas por favor”

La luz es materia, es una plataforma a un camino inexistente, es un elemento en movimiento, que a final del sol, ya que es invisible para siempre, se torna un megágono de posibilidades. Ya que te empiezas a predeterminar a una de las caras, la otra empieza a reformarse, reconstituyendo la identidad del todo, reasignando parámetros que suelen herir y hasta destruir al espectador. La realidad es inexistente, está en constante transformación, el 0 es 0 solo en el tiempo predeterminado para conocer el estado completo de la realidad de tal, si no lo es, el 0 es inexistente o reasignable a significados absurdos o incoherentes y hasta inexactos y mortales.

Pero el sentir es un tope que es tan difícil de marginar a grados de desconocimiento…

ARES.- “Quiero un espejo”
OTO.- “¿Qué?”
ARES.- “¿Crees que si ingresamos a la sala final podamos encontrar rastros de algo en donde me
pueda reflejar? Es prioritario el encontrar dónde reflejarme”
OTO.- “¿Porqué? ¿Qué necesidad tan gigantesca puede nacer de tus pensares que apremias dicho
objeto?”
ARES.- “No recuerdo cómo es mi cara. Aún tocando mis pliegues con la palma de mi mano, se me
hace tan difícil reconocer algo que no estoy seguro de haber visto o admirado, si quiera
conocido alguna vez de los días que yo recuerdo del pasado de mi vida”
OTO.- “Complicas demasiado”
ARES.- “¿Crees que si avanzamos pueda encontrar un metal, un líquido, algo que refleje cómo me
veo? que no recuerdo”
OTO.- “No te puedo asegurar que no lo vayas a encontrar”
ARES.- “Eso me basta. Debo caminar cuarto adentro y descubrir si las dudas que más
recientemente han entrado en mi cabeza son resolvibles o acertijos infinitos que solo me
llevarán a trampas más profundas en el interior de mi cabeza”

Pero ya se esfuman los poros de mis pies de mis zapatos, veo piel arrancada fluir por entre las costuras de mis zapatos fuera de vanguardia. Flotan con la gravedad sobre mi cuerpo, y los veo pasar volando mientras el techo los absorbe. Ya llegando a su morada, forman parte del ya mirado tejado de pensamientos y cansancios de los caminantes sin destino.
El océano se conforma de su cuestionares, las células de su creación de sofocares, y yo soy un elemento negativo, extraviado entre lo que soy y ya ni en lo que estoy seguro que quisiera ser.


Soy un ser siendo lo que pudiera o pudo ser.


Sofoco las premicias, y degollaré a los que me dejaron la promesa de la gloria, llegando a la meta no hay victoria, solo desperdicio de tiempo y confusión. Tanto que peleé para encontrar que mi rival era sangre atorada al interior de mi cabeza.

ARES.- “¿Me acompañarás?”
OTO.- “No amigo, creo que te observaré como lo logré, caminando mar adentro, esperando que te
encuentres con el espejo que buscases, pues el Pasillo de los Tiempos es tramposo, y mi
hermano me regaña de que abuso de los extraviados y los elegantes… Él dice que con
alguien de tanto prestigio como tú lo eres, con más razón he de callar o permitir locuras
repentinas, tu sabes, descarrilamientos repentinos. -sonríe, mostrando su enorme
dentadura-

Prestigio. Nuevamente ese despilfarre de hipocresía haciendo su aparición con gala de esperanza.

- Su caminar es el de un principiante, pero puedo deducir esporas alcoholizadas cerca de su alma, si es que alguno de nosotros puede afirma algo de su consistencia. No yo; mi mente me ha abandonado, soy un espécimen de amnesia materializada, y no dejo de creer que en uno u otro momento, con x o con x personaje yo podré hallar un poco de sabiduría… Aunque sea la indispensable para creer que tengo fuerzas suficientes o templanza suficiente para reconocer entre lo que soy y lo que imagino que imagino que rodea lo que yo pienso que significo en un tiempo o momento o lo que sea de mi realización para con el mundo o universo en relación a mi significado/presencia.

El paso de mis pies es inseguro, no sé lo que encontraré en el piso que se resguardo por debajo de la luz, el saber que lo que hago es imposible ya no me preocupa, si no lo hiciera, y me quedara a esperar el pudrirme solo me pondría a imaginar más maneras de volverme miserable, más secuencias donde decaigo sin razón y sin explicación, así que me repito más de una centena de ocasiones que si creo que puedo encontrar razones, o ir por el mundo buscando pequeñeces dentro de mis interrogantes, debo de hacerlo… ¿Qué más da? ¿no? He intentado, he trabajado, me he esforzado, pero parece que cuando las cosas se sitúan en el lugar que esperaba que estuviesen cuando las tenía que encontrar, sea esto de una manera buena o una manera incorrecta, no había nada.
El espacio como trampa de ratas es la única perspectiva que me queda del mundo que habito. Una mierda que nos recibe para nunca dejarnos retirar.
No tengo identidad, no tengo salud, no tengo seguridad, me doy asco, me pregunto (nunca soy respondido), creo y me recreo, y al final, el silencio, la ausencia de sol feliz; no hay estereotipo, nunca los encontraré, el tiempo es miserable, y yo me encuentro dentro de su enigma universal, nadie me resolverá nunca, pues quizás sea de los cuestionares finales, a esos de los que los científicos nunca llegarán. Irrelevante, cuestionante, decepcionante, y no hay nadie para negarme. Las lágrimas son mis compañeras, la soledad, mi única realidad. ¿Estuviste Minerva? No estoy seguro ni de eso en estos diez minutos de decaimiento. Todo es borroso, nebulosa la vida en la que habito, el tiempo y mis obsesiones. Saber sobre mí, ¿qué hago aquí?

CONSUELO.- “El ser es un desafío, el amor una itinerancia, la posesión un desafío a lo que se
conoce como libertad. Ser es arrebatar, no arrebatar en persona, ser significa
posesión de identidad, la identidad solo nos empaqueta, lo demás es una
correlación de supervivencia, el mundo regenerado a su antojo es un colateralidad
solamente, una salpicada ajena de realidad.”

¿Y la realidad?


Solo una terminología, la realidad real es una irrelevancia. Punto.

-Ares recorre los rayos de luz como puentes sagrados, construidos por y para deidades de la última de las compuertas, aún no se alcanza a distinguir nada en absoluto. Él solo camina, ignorando la nada y el grado de luminosidad que los caminos generan-

Pero hay paz cuando empieza a olvidar que debe dejar de olvidar. Algo muy similar a la muerte, o la luz al final del camino. (según hemos oído ¿no?)Ya no hay nada que aceptar ni nada qué negar, pues al final del pasillo donde el tiempo es un personaje abordable y transformable, ya no hay identidades, ya no hay prejuicios, ni juicios, o posterioridades. El espacio blanco, pese a su similitud con la llamada zona blanca muestra la elegancia que quizás Oto pudiese referir en su tontez o secrecía. Pero la tranquilidad nunca es permanente.
Una vez cruzado el puente luminoso, el panorama empieza a mostrarse tal cual enorme y grandilocuente, el paraíso al que nunca tuvo acceso, con pastizales de regalo que tanto anhelo en las dimensiones que pasaba, Ares finalmente regresó al placer que sus ojos le habían dicho que alguna vez hubo para ellos.

Más no hubo felicidad, ¿de qué serviría un paraíso de proporciones bíblicas si no se tiene lo que se cree querer? Minerva…

Las rodillas han aguantado caídas, pero no como las que se estrellan contra pavimento tapizado con pasto artificial. ¿Artificial?
No soporto más la idea, no puedo pese a la belleza, no hay nada para mí en ningún lugar, no hay nada soportable aquí o en la rebanada de pan de mi Consuelo. -Las manos cubriéndole la cara despintan mientras no percibe aquel paraíso concebido para el olvido, o la reasignación de realidades.

(Aún si el público se decepcionase,
el escenario fantástico es un premio
de consolación innecesario, nunca
basto)

Pero un nuevo viaje inició ese día, y no sé cuantos cantares se dedicaron a narrarle las jornadas mientras buscaba el objeto que habíase enfatizado en buscar: El reflejante.

Los pasos parecen infinitos, retumban con el tocar del suave suelo como arenas, evaporándose justo a mis movimientos; la sed de los ángeles retumba como la exigencia de mi no sé donde estoy. ¿Qué más podría ser sino la furia de los gusanos que nunca vienen por debajo de mis suelas? Y es en esta navegación donde mi repugnancia me espera, ansiosa, prepotente, deslumbrante… Descubro en ella la sabiduría de Consuelo momificada, anexada a los andamios de la realidad (lo que quiera que esa piterísima palabra ya signifique en estos terruños sin título cercano a lo llamado casa…

-El texto carece de sentido, solo son pensamientos en el olvido, un crucigrama que no resuelve una mierda-

-Ares camina alejándose de Oto, sin tener una idea cuerda sobre lo que dice encontrará, él ya no busca a Consuelo, a Molcajete o la salida, él solo espera finalmente conocerse, en ese, el mayor abismo del suspiro de la imaginación; todo es relativo, no es perspectiva, nada es un absoluto, nada corrobora la existencia-

Los asfixiantes aires de la última puerta retan la respiración y resistencia del personaje en interrogante; sus ojos cansados sufren la congestión de los tiempos, todo es abismal, todo es un enigma, inclusive su verdadera sensación corporal, la sensibilidad que la piel debería de contener, eso también ya no es un seguro que te estabilice, todo es una posible esfera de desconcierto e insatisfacción. La felicidad muere con el retoño de una muerte interminable.
El desafío de los extraños árboles que van desvaneciendo son un extravío de lo tangible, cada vez el alma se adentra a donde las luces son menos reconocibles; todo es un smog hecho de piedras, esculturas mentales que se tornan caminos en una dirección donde el destino espera sobras, pepenando por una existencia, succionando los residuos de la humanidad del intruso en esta tierra.
Ares es desprecio contra la esperanza, una guerra santa en contra de la santidad, una paradoja en un tiempo entrecruzado por caminos galácticos que no llevan sino a un círculo sin conclusión; un espiral mortuorio de iluminaciones disparejas, una alucinación de remedios para la pregunta milenaria en medio de una sala de reflujos gástricos y sensiblerías existenciales. ¿Qué soy? Se rocía con la curiosa duda de la terrible ¿soy?

Disto…
Un panorama amargo con vacíos matéricos y matemáticas orgánicas; pantanos de desilusión y ni una sola piedra metálica para encontrar respuestas. Pareciera como si en medio de un divague cósmico todo fuese un delirio frenético en la mente paranoica de un esquizofrénico o un autista bajo observación científica en algún centro de lobotomías secretas y mezquindad gubernamental para el encubrimiento del mal uso de los recursos nacionales basados en falsa filantropía y desvío de fondos fiscales.

-Ares cae de rodillas rendido, en el lugar no hay nada en absoluto sino niebla-

La locura se encuentra muy de cerca.

-Los ojos, un poco perdidos, de Ares admiran la nada, desesperado, frustrado, desilusionado (una vez más (y cuantas veces más sea necesario)), la baba le escurre al inclinar la cabeza; la pulcritud y la decencia son insignificantes donde el significar no significa nada-

La poética de lo incorrecto formándose en línea recta para el clavado de los tiempos, para la confrontación con la injusticia de la imposibilidad; oh perra asquerosa inamovible; tú, que haces de la nada y la existencia una exactitud inadmisible, inapropiada, un reto al olvido, una cadena hacia lo que nunca podrá ser astutamente solucionado. Esta prisión nunca parece tener un fondo, así pues, la caída será eterna, será muy larga, y no habrá ahí nadie con quién conversar…

El respiro de una caída interminable
Con el oído lleno de victorias
Y medallas significativas
Silentes con secrecía y meditación
Un aferrarte de la realidad
Todo comprado para sentir que nada se ha salido de su lugar
Todo para nunca claudicar de la mierda que es la vida
Irreparable…

ARES.- “¿Pero qué puedo decir? ¿Con quién me puedo quejar? -suspira- Si todo es tan etéreo
como mi conocimiento del entorno en donde perezco sin acercamiento certero al lado de
muerte que nunca conoceré, ¿qué puedo hacer? Ya no puedo ni sentir el escalofrío de una
derrota inmensa, un fracaso sobre otro, me dibujo estéril de sensibilidad, y mi frío
corazón envuelto en la coraza que aún espero poder llamar como pellejo de mi cuerpo, no
me dice respuestas o me inventa un mapa ficticio que pueda yo seguir para encontrar la
joya de mi identidad nunca revelada en realidad”

Carezco de pasado, eso ya no importa, empecé a resignarme y conformarme con lo poco que me dejaron para abrazar en este baldío infértil y destituible; pero cuando los tiempos me mostraron desprovisto de cara o siquiera de un camino segundos atrás de donde yo me encuentro, todo se vuelve confusión y desesperanza; nada vale la pena, y cuando el suicidio pareció una salida sana y saludable, me percato de mi cadena perpetua en la dimensión del NO; una cadena no mentirosa que nunca terminará…
Destellos en el cielo.

Mi mirada ineficiente contempla las ráfagas del inconsciente, con similitudes a la cara joven que creí tener, ahora solo es una interrogante en una lista de nunca acabar, y un anhelo de entre tantos por sofocar. Ya que ahora que la cenizas han apagado del todo el fuego que me permitía querer vivir, y en el peor de los casos poder morir si fuera necesario, ya se han disipado como arenas de ladrillos de las dunas, y mi pabellón solo contiene miseria y desilusión; todo me muestra más que patético, y en ese pabellón de identidad en perspectiva, ni la muerte ni la vida figuran en la toma.

Un resplandor carmesí ilumina la dimensión, como un crepúsculo inolvidable que se mofa de mi situación; mis poros se levantan con una emoción irracional, ese es el brillo del sol que ya solo recordaba en mi imaginación; se ha trazado un camino de color rojo con el toque de la luz sobre lo que parece suelo, estoy dispuesto a recorrer un nuevo caminar, un sendero para los ciegos en el alma, un apagado sentido del desconocimiento, un espíritu sin envoltura…

-Ares recorre esa luz mencionada, camina durante horas hasta encontrar una pared ficticia, de esas que se ponen cuando las obras de teatro, creada solamente con alambre y unicel; se detiene sola, pero se oyen susurros dentro del cuarto que simulaba seprarar-
(Adiós aislamiento)


-Ares pasa por el marco de la puerta de la pared y ahí dentro se encuentra con una escena constituida por seis personajes sentados tres y tres en dos sillones, ellos toman el té de una jarra que se encontraba en una chaparra mesa de centro. Todos ellos visten smoking, cinco son hombres y la otra es una mujer-

Ahora: El Invitado no invitado.

-Justo cuando Ares cruza la puerta, los seis personajes se le quedan mirando con máximo desprecio, ninguno menciona una sola palabra, hasta que-

ARES.- “Hola, mi nombre es Ares”

-ninguno responde-

ARES.- “Oh, veo que ustedes son personas muy silenciosas”

-Pero más que silenciosas son personas que son incomodadas por la presencia del recién llegado-

Siempre sucedió eso, eso creo recordar, o por lo menos eso creo que creo…

ARES.- “Bueno, seré breve. Ando perdido. Un gigante llamado Oto me ayudó a llegar aquí, y me
dijo que esta era la última de las puertas en el Pasillo de los Tiempos, solo que de entre
todas las cosas que me narró, mencionó que muchas de las cosas que yo creía eran falsas,
es por eso que me dado a la tarea de buscar algo reflejante para mirar mi cara y corroborar
si yo soy yo, o me he convertido en algo que ni siquiera imagino que soy”

-El silencio y el repudio continúan-

No creo que me vayan a contestar, sus rostros de inexpresión y decadencia me recuerdan a la tendencia de mi generación que yacía en frascos etílicos que, más que placer o curiosidad por una psicodelia o secretos ocultos del misticismo etéreo, invocan a un glamur por la aceptación social común… Si es que soy de la generación que pienso que soy…

-Las palabras de Ares son mudas para los bebedores de té, ninguno cambia la cara de enojo y descontento que mostraron desde que el visitante había llegado-

ARES.- “Creo que no van a contestar ¿No es cierto?”

-No hay respuesta-

Que se vayan a la mierda.

-Ares da la media vuelta empeñado en partir y continuar con su búsqueda, pero una vez a dado la vuelta una interrupción gutural lo detiene-

UNO DE ELLOS.- “Te conocemos, Minerva nos ha dado tu tarjeta de presentación”

-Al escuchar sonido de las bocas de los que devoraban la dignidad con los ojos, Ares da la media vuelta hacia ellos sorprendido-

ARES.- “¡Han hablado!”

-Sus caras están igual que antes, y ninguno se adjudica la oración. Ares no comprende-

ARES.- “¿Qué? ¡Pero si son ustedes los que han interrumpido mi partido con esa irrupción verbal,
la declaración de que Minerva ha pasado antes por aquí!”

-Inexpresividad-

¿Se están burlando de mí?

-Inexpresividad, no se nota la burla, la ironía o el sarcasmo-

ARES.- “¿Para qué me han hablado si no van a continuar con lo que habían comenzado? ¿Qué no
ven que ya he sufrido en demasía?”

-Uno de ellos sorbe a su taza de té-
ARES.- “Inhumanos, seguro han quedado estancados acá por su egolatría, su pseudo superioridad o
lo que sea que sus caras de amargura y soberbia denoten”

-Furioso, Ares vuelve a encaminarse a partir-

UNO DE ELLOS.- “Ella nos ha hablado de lo mucho que te quería”

-Con rapidez Ares voltea tratando de cachar al que le hablaba, pero al ver que sus caras seguían igual, solo los ignora con un ademan de su mano y vuelve la cabeza-

UNO DE ELLOS.- “No estamos seguros de que ella misma estuvo aquí cuando nos lo dijo, pero
estamos seguros que Minerva, en alguna de las facetas de tu mente o
representaciones sagradas ya ha pasado por aquí en alguna de las épocas en las
que hemos estado tomando de nuestro té de sabiduría”

¿Qué ocurre?
¿Porqué estas personas no hablan cuando volteo a verlos directo a sus caras? ¿Facetas de
mi mente? ¿Sugieren que sueño? ¿Toda la zona blanca, el pasillo de los tiempos y sus
habitantes han sido solo planteamientos bizarros dentro de mi propia cabezota?

-Disimuladamente voltea para ver si los atrapa abriendo la boca para algo más que no sea tomar té-
-La inexpresividad continúa. No sucede nada, pero ellos hablan cuando él no los ve directo-

UNO DE ELLOS.- “Minerva nos ha contado de que alguna vez ustedes dos se conocieron y se
amaron con pasión como la que nadie pudiera recrear”
ARES -sin voltear ni de reojo- .- “¿Cuándo ha sido eso que dicen que pasó? ¿Cuándo conocieron a
Minerva?”
UNO DE ELLOS.- “¿Cuánto será? ¿Horas?”
ARES -sorprendido-.- “¡¿Horas?! ¿¡Ósea que acaba de pasar por aquí?!”
OTRO DE ELLOS.- “Nooo, yo digo que no fueron horas, más bien fueron, si no mal recuerdo,
como veinte o treinta siglos los que han pasado desde entonces”
ARES.- “¿¡Veinte o treinta siglos?!”
UNO DE ELLOS.- “¿Cómo van a ser siglos? Si hubiesen pasado siglos estoy seguro que no
recordaría que hubieran pasado veinte o treinta siglos”
LA MUJER.- “Si fueron diez minutos o diez milenios eso ni a él ni a nosotros nos viene en
relevancia”
ARES.- “Pero ¿porqué dices eso? Para mí, claro que contiene una importancia más que vital”
LA MUJER.- “Más que vital… Eres tan estúpido como pensé que lo eras cuando te paraste en la
entrada de nuestra tienda privada y nos miraste como perra”
UNO DE ELLOS.- “Por dios mujer, no seas tan grosera con ese que más perdido que nosotros se
encuentra, finalmente no queremos regresar a la correccional donde como
delincuentes nos fueron privados nuestros privilegios para con la libertad”

La libertad… Me veo las muñecas desnudas, y no creo, no considero, que por no estar esposado o amarrado contra un poste en un campo de tiro del siglo XXVIII, que tenga una milésima de la libertad que considero alguna vez debí tener. El que goza de la ganancia completa de sus facultades y sus recuerdos recorre la dicha del mañana premeditado con las decisiones correctas o incorrectas para sentirse una persona que existe y propone, no algo parecido a una idea, y una idea mal acomodada en el cerebro o el universo de alguien o algo que no llego a comprender en medio de este caos de ideas propositivas sobre perspectivas y puntos de vista, ese que Consuelo desató desde aquello de las rebanadas de pan… Libertad….

-Ares da la media vuelta decidido a tratar de ver si pueden hablarle directo a los ojos, pero cuando ve hacia donde estaban solo habían dejado un pedazo de cristal-

- Cuando el camino es más largo de lo que tus pies pudiesen aguantar, el destino llega a ti –

OTRO DE ELLOS.- “Ella nos pidió que la escucháramos sobre ti”

-Ellos ya no estaban, solo estaba el pedazo de cristal-

Paradójico ¿no? Buscar y buscar para que cuando finalmente mi meta aparece justo en frente de mis ojos, ya no estoy seguro de querer ir y observarlo más de cerca; de repente todo mi cometido se vuelve tan mortífero y sombrío, se vuelve suicida… Un recorrido al descontento de mi corazón, encontrando motivos para estar en desacuerdo, nunca conformista, ni con el más complaciente de mis petitorios realizados ¿Qué pasa conmigo? ¿Porqué no me agrada nada? ¿Porqué no logro sonreír una sola vez por algo que haya querido? ¿Porqué soy tan vacío aún recibiendo lo que había buscado? ¿Qué pasa por mi significado de “saciar”?

Los poros alejándose, separándose de mi cuerpo, viajando por galaxias no lejanas
Distanciando mi alma de mi corazón
Los pies aguardarán, pero estoy seguro que no se ejercitarán mientras razona
La vida es una nada
La vida no es vida
Desnudándome por el mar donde el cuerpo no es materia
Acallando a los hablares de chismorreos sobre verdades inacabadas
Quisquillosas desventuras las que aquí me han tocado abordar
Ya no quiero eso por lo que clamaba
Ya no quiero eso por lo que mis pies se ampollaron
Ya no quiero nada de lo que dije que quería
Ya no sé siquiera si me quiero o si quiero a mi Consuelo de consuelo
Ya no estoy a gusto con nada
Mi desidia me va a terminar asesinando
Mi mundo es el desafío de mis decisiones
Ya no quiero decidir un carajo
Nada tiene sentido
Nada servirá de nada
Vivo en un círculo que no me lleva a ninguna situación, sino la misma

¿Qué es lo que hallaré ahí dentro si yo nunca existí? ¿Qué tal si soy una proyección mental de alguien más en el sueño de alguien que yo ni conozco? Un elemento de relleno que puede almacenarse en un lugar distinto a lo que acontece en tiempo verdadero dentro de la cabeza del que no tiene tiempo ni de soñarme. La inconformidad y la sugestión de la no existencia me sofoca, soy un niño que muere de asma de la emoción de entrar en la dulcería más grande de la Tierra. Todo es una ironía configurada para matar a los que piensan demasiado, a los que especulan por más tiempo del que suponían deberían de pensar. El mar incalculable de sometimiento a la verdad puede ser más peligroso que bello, más que nada cuando te das cuenta de que si realmente no tienes la voluntad de dar unos pasos más allá de un punto A para llegar a un punto B, menos aprenderás a nadar nunca, y menos a volar… Aunque el desafío de las alturas sea el mismísimo abandono de la mediocridad que crea el hogar que radica entre mis músculos y mi piel. La vida, mi vida ha sido construida para que sea mi chiquero de miseria y auto destrucción. No quiero ver el espejo porque sé que si no veo ahí dentro no habrá tampoco nada acá afuera…

El espiral empieza a contraerse, el sudor frío escurre por la totalidad de la cara; un suspiro mal intencionado denota vértigo, más bien yo considero era mera esquizofrenia la que me detenía, el espacio sobre mi cabeza me succionaba de la verdad, un absoluto era imposible, la realidad era multifacética, mi existencia y mi veracidad nuevamente estaban en perspectiva, si empezaba a cavilar con respecto a mi confirmación en un punto vacío en medio del universo, pronto mis ideas me abducirían de la botella cilíndrica en la que me ocultaba de la posibilidad del no. Mi existencia se balanceaba entonces en un risco sin fondo a la orilla del cosmos, en medio de las estrellas y los apocalipsis; nada era felicidad, todo era duda, era ahora una intermitente entre la pantalla y los pensamientos, nada valía la pena, menos la paranoia de una declaración…

-Ares se agacha y toma el cristal, con el cual, accidentalmente, rebana la palma de su mano-

Y aunque no sucedió, ríos más grandes que mares y que océanos se vaciaron desde mis arterias, estaba seco, mis labios mudos me lo dijeron en esa hora que no recuerdo con franqueza.

-Ares mira su herida, no es nada grave, la chupa, como antes de entrar, y finalmente se dispone a mirarse en el reflejo-
-Alza el pedazo de cristal y al estar sus ojos viendo directo a los ojos de quien está dentro de la imagen, más que reconocer la cara, reconoce la mirada-

Por lo menos…

Sí soy yo.

-Baja el cristal, y siente alivio, la preocupación se había terminado-

ARES.- “He sido yo todo el tiempo, no hay duda de que soy el mismo que vi cuando me vi en
aquella ocasión recién había ingresado a La Espera con los otros”
-Pero, sin embargo, Ares teme algo, algo que no reconoció del todo al momento de verse reflejado en el pedazo de cristal… No obstante, se acobarda a mirarse a los ojos nuevamente-

UNA VOZ.- “¿Y porqué no cerciorase de una vez por todas, Ares?”

-La voz suena burlona y rasposa, no pertenecía ni a Oto, ni a ninguno de los que no lo habían mirado a los ojos con anterioridad-
-Al no ver a nadie, Ares se asusta un poco, pues a comparación de la sensación que Oto provocaba, la nueva voz contenía cierto aire de prepotencia, y talvez hasta de maldad-

ARES.- “¿¡Quién eres!? ¡Muéstrate!”

-Y sin aparecer, responde, con ecos por doquier. Aquella era una dimensión macabra-

LA VOZ.- “¿Mostrarme? Pero si tú ya me has visto tantos años antes que ahora ¿Acaso ya no
reconoces mi amistosa voz?”

-Los ojos de Ares se abren esperando un ataque o una sorpresa del personaje que no aparece-

ARES.-“No, no reconozco tu voz, y lo único que deseo ahora es verte para saber porqué dices que
tú y yo nos hemos conocido con anterioridad”
LA VOZ.- “Con anterioridad, así es, mi querido Ares; caminamos juntos, tú, yo y Oto, y por lo que
puedo deducir ahora que chillas asustado en la esquina del espacio sin dirección como
rata, veo que has olvidado todas las desgracias que pasamos gracias tu aire de
superioridad injustificada… Ha sido buena la historia que sembramos sobre el máximo
mandatario mexicano ¿no? ¿acaso realmente lo creíste? ¿Exterminador? Yo solo te
nombraría mandatario de todos los pusilánimes, solo eso y nada más”
ARES.- “Maldito seas, quien quiera que tú seas, sal de donde quiera que te encuentres y justifícate”
LA VOZ.- “Justificarme, si todo ha sido parte de tu idea. Una idea tan bien formada que nos
demostraste que la prisión sin escape más perfecta era la misma que tu diseñaste para
atraparte, y deformarte. Vete en el espejo, yo que no existo por ahora, te hago la
invitación como reto innegable”
ARES.- “¿Reto innegable? ¿Verme en el espejo? Patrañas las que dices”
LA VOZ.- “¿Y porqué no lo haces? Si tan patrañas son mis palabras ¿porqué no lo demuestras
dándome la cachetada con el guante decolorado?”
-No lo hace, la voz tiene razón, no tiene las agallas-
¿Quién es él?
¿De quién es la maldita voz que me reta a hacer cosas que no quiero?
¿Porqué lo hace? ¿Porqué?

El desafío se torna una tormenta, pero los cielos que nunca se quedan tranquilos, ésta vez hacen sino mirar; la batalla por la realización de la verdad ha sido esperada, no existe quien se quiera perder de un poquito de iluminación; desde que el sol no ha salido desde aquella ocasión, hasta los vientos tienen la curiosidad de saber qué es lo que realmente está aconteciendo en el pasillo de los tiempos.

LA VOZ.- “¿Entonces? ¿Qué estás esperando? ¿Lo harás o no lo harás? Rey de los pusilánimes”
ARES.- “¡Calla! ¡Deja de insultarme que por algunos años yo me otorgue el título de Exterminador!
Obvio que no le temo a una voz provocadora que muestra gran miedo al momento de
mostrarme su mirada”
LA VOZ.- “Regresa tus ojos a la mirada propia, y yo hago el juramento que al instante en que
apartes tu mirada del pedazo de cristal, ante tus ojos te dejaré ese regalo de mi
presencia en frente de ti”

-Y pese a la oferta de trueque, Ares no confía-

¿Y cómo confiaría en un elemento más en mi cabeza? ¿Qué no he aprendido suficiente al arte del no aprehender las ideas y dejar ir las ocurrencias y estupideces que fuesen emergiendo? ¿Acaso no lo he hecho ya?
¿Entonces porqué no miramos el espejo y ya? ¿Qué gran ciencia existe en esto que se te pide?
El simple hecho de la osadía del reto mismo torna esta petición como una orden que no debería de ser cumplida.
¿Una orden? ¿De qué estás hablando? Yo lo veo más como una invitación
Yo como una orden, y nuestro punto de vista ya no importará jamás.
Entonces ¿Qué no eres tú “yo el opinador” el mismo con el que platicas?
La mirada en el espejo no parece ser una amenaza peligrosa o una petición de denigración.
No, creo que no.
Entonces acepta el reto y líbranos de la duda de la identidad de la voz que no reconocemos, pues si ella dice habernos conocido anteriormente, seguro resuelva, de alguna manera, las dudas sobre el universo que nos queda.

-Parece que lo hará-

Ares joven, el olvidado, lo único familiar era la misma mirada que recordaba, fuera de eso, todo era el querer de alguien más… Pues entonces ¿quién soy (físicamente hablando)? Residuos, residuos que flotan en un río contaminado, óxido para descarapelar, hielo derritiéndose en un vaso sin nombre… Ares, extraviado, Ares demacrado, Ares confundido, Ares sin identidad, atolondrado… descabellado.

-Una ligera risa que intenta no escucharse viene de la voz desconocida-

ARES.- “Ya me he visto… Tenía razón, la decepción se vuelve, pareciera, un elemento más en el
aire que respiro; ya no me extraña, todo es tan patético en mí, que una costra más no me
hará daño en lo absoluto… Finalmente, mírame, manojo desperdiciado de ignorancia y
confusión”
LA VOZ.- “Sabes que mi culpa no es”
ARES.- “No, no lo es, pero sabías que pasaría, solo aguardabas el momento para regocijarte en tus
burlas y tus celosos secretos.”
LA VOZ.- “Regocijo; bien debes de haberte dado cuenta, Ares, ya para el tiempo que llevas
atrapado, que el regocijo no existe en la zona en la que nosotros habitamos”

Y es verdad, el espiral aparece nuevamente en frente de mis ojos, la caída más profunda de mi vida, el suspiro de los vientos recordándome que nunca dejo de caer; mis dientes ya deben estar más que quebrantados en esta guerra que tengo yo mismo en contra de mi identidad.
Ahora medito (también otra vez), nada ha servido, no he logrado concretar nada como verdadero, todo es una ilusión constante, arquitecturas ficticias dentro de mi cabeza, muy dentro de ella, agusanadas y enredadas en las que creía que eran verdaderas. Ya con toda la confusión acumulada dudo mucho que Minerva haya sido realidad, o la canción que me motivaba… Ya no creo en nada, ya no sé si creer que lo que oigo burlándose, esa voz que no he logrado reconocer, sea verdadera, o sea talvez otro incidental destello de autodestrucción y mofa basada en la poca autoestima que he de tener bajo esta mal cuidada capa que cargo sobre mí, como si fuera la piel que siempre traje conmigo.

ARES.- “Muéstrate, ese fue nuestro trato, no sentiré regocijo para nada, sí, aquí todo se vive con la
infelicidad inherente; pero aún si te conociera, y resultases alguien que podría traer un
poquito de alegría en la zona de la nada, ya después de los eventos con Minerva y con
Molcajete, sé que no serán verdaderos. Hicimos un trato, ahora cúmplelo”

-De entre lo que parecía un fondo blanco, que después resultó una pálida neblina, emerge un gigante muy similar a lo que Oto era a la entrada de la última puerta del pasillo de los tiempos-

ARES.- “Eres un gigante, como Oto”
EFIALTES.- “Sí, y mi nombre es Efialtes”
ARES.- “Te pareces mucho a alguien que creo que me guió para llegar aquí”
EFIALTES.- “Oto. Él es mi hermano.”
ARES.- “Pero muy bien recuerdo que, cuando me encontré con él, luego de la muerte de los que
creía existían en la zona blanca, de él me acordaba, más no de ti. Tu rostro es distinto…”
EFIALTES.- “Somos hermanos, no gemelos; y con él ya habías caminado durante tu primera
andanza dentro del pasillo de los tiempos, con él descubriste muchas versiones de ti,
y muchas versiones de la que tanto mencionas una y otra vez, la que tú llamabas con
el nombre de Minerva. Yo solo observé; tuve un papel dentro de los primeros viajes,
sin embargo, participé de una manera más sutil, menos caritativa, no sé, eso sí, si mi
hermano me mencionó en algún momento en esos o en estos días de caminata en los
pasillos que no te llevan a ninguna parte”
ARES.- “No, no lo hizo. Por lo menos, no en el último de los viajes, que es el que mejor recuerdo,
por su reciente llevada a cabo.”
EFIALTES.- “Imaginé. Por eso tu grado de nerviosismo cuando solo era voz entre la niebla
imperceptible. No obstante, exterminador, heme aquí, mejor desconocido que
conocido, pues la reputación que se me ha dado dentro y fuera de los pasillos y sus
contenidos, no hace que la gente sienta el menor de los agrados hacia mí. Sí, a mí me
han repudiado y abucheado más de lo que a ti se te ha hecho en tu jornadas en la
tierra de la amnesia interminable”

[señal de peligro]

El cielo ha enrojecido, el horizonte se presenta humeando, el suplicio puede complicarse, las espinas crecen, la lista del pesar aún está esperando con líneas vacías, no hay momento donde no se disfrute de un poco más de sufrimiento y destrucción… Y te ha llamado como otros: EXTERMINADOR.

La tierra se exalta con el tambor marcando el paso a la entrada bien enunciada del Exterminador, las hordas de todos los imperios alzan sus brazos derechos en señal de agradecimiento; lágrimas recorren sus rostros de honor que implica la visita, el Exterminador, el gran resurrector ha vuelto, solo para darles el privilegio de gozarle marchar.
Sus tropas son elegantes, son notas musicales materializadas, son ángeles uniformados, son la gloria que representa la esperanza y la plenitud. Momento así, jamás se había gozado en la historia de los hombres.
En las gradas, frente a las puertas aleatorias del Pasillo de los Tiempos, la gente corea el nombre del señor de la guerra, claman por sangre y victoria, claman por una mirada, aunque sea un pequeño vistazo, un re-ojo, una sonrisa; y aún si no lo hiciese, ellos han quedado satisfechos por el solo hecho de estar presentes en medio de la más condecorada y anhelada ceremonia de todas, el Regreso del Exterminador.
A su lado marcha de cadete un chico muy parecido a Ares 1, él no está seguro, Efialtes, más bajo que de costumbre, marcha a su lado derecho, justo frente a un solemne Molcajete, atrás de ellos viene un hombre viejo, vestido como mayordomo, con Oto cuidando a la gran dama del imperio, Consuelo, con su pequeña heredera, Minerva. Ares las mira y sonríe, luego desprende un poco el guante blanco que se asoma desde su smoking de emperador, y ve que las arrugas han desaparecido, toca sus mejillas, su papada, y ya nada sobra, es joven nuevamente, no niño, pero tampoco anciano decrépito.
Todos se encuentran en un pedestal enorme de color dorado, leones simulando la expresión de Ares, el Exterminador, se encuentran a los lados de la base donde los gobernantes del mundo se encuentran. Hay banderas de todo el mundo tras las estatuas, pero sobresale una gran bandera mexicana, tal como lo describió Molcajete en su controversial desayuno.
El aire huele diferente, hay humedad, hay temperatura que viene de los montes regenerándose, se escuchan las aves en los árboles, no hay un horizonte sombrío, no hay miedo; Ares voltea orgulloso de vez en vez a ver a su esposa y a su hija, Oto le hace una señal con la cabeza indicando que ellas están bien, que no hay problema, que ya todo ha quedado en un mal sueño.
Así, mientras un tenor sube a un escenario centrado entre la audiencia, solo para dedicar un himno ya clásico al gran emperador exterminador, Consuelo se acerca a su esposo y le dice discretamente al oído.

CONSUELO.- “Al rato me tienes que contar bien qué soñaste anoche, apenas si nos dio tiempo de
platicar antes de que llegarán los súbditos a ayudar a alistarnos, y ya no me pudiste
contar porqué tanta inquietud”
ARES.- “¿Tanta inquietud?”
CONSUELO.- “No dejabas de gritar algo de un pasillo de los tiempos, o algo así, no sé qué
soñabas, pero no me dejaste dormir… Mira la cara de Jimeno que ya quiere que
nos callemos”

Ambos voltean a ver al viejo que las acompañaba con Oto, y tiene un semblante de señor regañón en la iglesia, sin embargo, sus modales y sus juicios se ven frustrados al verse impedido de callar a la persona más importante de la tierra.
CONSUELO.- “Bueno, ya me dices al rato o va a empezar a vomitar úlceras de un momento a otro”
EL TENOR.- “A nombre del ministerio de cultura del planeta Tierra, quiero dedicar el siguiente
himno que hemos escrito los 15 compositores más condecorados de este mismo…”
ARES.- “Jimeno…”
CONSUELO.- “¿Qué? ¿Qué tiene Consuelo?”
ARES.- “Exactamente cuál es el papel de Jimeno en nuestra familia que tiene que tener tanto
respeto de parte de nosotros?”
CONSUELO -risueña-.- “¡Ares! ¡¿Cómo que qué tiene que ver?! Si te oye va a renunciar y para
conseguir sin fuerza a alguien de grados tan arriba nos va a costar medio
Europa y talvez África del norte”
ARES.- “No, en serio. Veo que todos nos respetan y se pavonean por estar a nuestros rededores,
pero no entiendo entonces porqué este Jimeno que dices es más cotizado que tú, yo o
nuestra pequeña con tu rostro rejuvenecido en ella”
CONSUELO.- “Ya no sigas en serio, que si él nos escucha, va a empezar a berrinchearnos de su
puesto y su salario como aquella tarde que le cuestionaste las estrategias
napoleónicas y dijo que maestro de su linaje trascendental y no sé qué de no sé qué
jamás encontraríamos ni destruyendo Venecia o el país de los estudiosos, etc, etc;
No, ya en serio, mira la cara y los ojos que nos echa, mejor, ponle atención al señor
que te trajeron y luego platicamos”

Los ojos de Jimeno son calmados por los ojos más potentes de Oto, el cual le dice que mejor guarde sus opiniones para sí mismo, o el Exterminador lo crucificará como lo había hecho meses atrás con todos los religiosos sobrevivientes al holocausto mundial.
El hermoso canto del tenor conlleva a un estruendoso aplauso de las multitudes, rosas le llueven de las gradas, y los flashazos de las cámaras iluminan a las masas como si estas hubiesen sido contenedores de luz original. El artista se inclina agradeciendo mientras Molcajete es ahora quien se acerca a Ares.

MOLCAJETE.- “Amigo mío, te he mandado traer los platillos más exquisitos del globo para que el
manjar en tu cumpleaños haga de tu cuadragésimo aniversario el más memorable
que hayas tú tenido”
ARES.- “Mi hermano, nunca he esperado menos de ti”
MOLCAJETE.- “Ares, por favor. Te he dicho un millón de veces que tú hubieras hecho lo mismo
que yo hice por ti”
ARES.- “Es que no entiendes, si yo hubiera estado en tu lugar, y ese maldito de Malcajeto hubiese
hecho algo a alguien que tu amaras como yo amaba a la Minerva que yo tanto veneré”
MOLCAJETE.- “Hombre, te has casado con su hermana gemela, Consuelo, la genio, la erudito de
su generación. El maldito Malcajeto pagó por el crimen del asesinato de la que
ahora es tu cuñada, y en este cumpleaños número cuarenta, creo que es momento
para olvidarlo, y dejarlo todo para un mundo reconstruido y rejuvenecido ¿no, mi
amigo?”
ARES.- “Olvidar no. Honrar con nuestros actos el pasado no logrado, no consumado”

Con una sonrisa, Molcajete da una palmada en el hombro de su amigo.

MOLCAJETE.- “Pues vámonos ahora, o el banquete se congelará de un momento a otro, con esto
de la destrucción ambiental que nuestras guerras han dejado… Jajajaja”

-Ares también se ríe cínicamente-

Una vez amigos, ellos jamás cambiarían esa tan fraternal manera de tratarse el uno al otro. Efialtes da la instrucción de que los acompañantes del Exterminador se dan la media vuelta, y su séquito lo hace de la manera más ordenadamente, era un ballet dorado ese que rodeaba al legendario reconstructor de las leyendas de la Tierra. Ahora todos caminaban camino a la sala previa y especialmente preparada para la familia real y sus acompañantes afortunados.

Una mesa rectangular alberga los lugares del comité de acompañamiento del exterminador, situada al fondo céntrico de la enorme sala, la mesa contaba con asientos para Ares, para el cadete con la cara del Ares de la juventud, Consuelo, Minerva, Efialtes, Molcajete, Oto y hasta Jimeno.
La sala era digna de la realeza. Las paredes claramente estaban bañadas en oro, decoradas con las figuras más hermosas que los más brillantes artistas habían construido en los rincones más secretos del planeta; cortinas de terciopelo rojo ocultaban los cientos de pilares que el salón podía necesitar. Espacio suficiente para quinientas parejas invitadas, más la real, bailaran un waltz cuando la orquesta, cuyo espacio estaba situado en la pared derecha a la mesa real, con espacio para doscientos músicos, tocara la más preciosa de las sinfonías. El piso eran cinco metros hacia debajo de marfil asiático, relucientes metros de piso blanco, donde las cuatrocientas cincuenta mesas de invitados se reflejaban colorando la pista vacía a la hora de servir los entremeses, y los platos que los chefs más cotizados de entre todos los continentes habían preparado para el conquistador del siglo XXI.

Las sonrisas y miradas de admiración de los que ingresaban a la sala de honor se enfocaban en el hombre que revolucionó sus vidas y destinos, un héroe verdadero viviente. La familia real había entrado desde el extremo opuesto a la mesa, con unos vestidos ampones las mujeres, y un excelente vestuario los acompañantes del casi-emperador del mundo, napoleónica escena aquella, la del Exterminador inspirador de todos. La fiesta empieza entonces, con gran ritmo y felicidad; todos cantan y festejan, solo para dar paso a los banquetes: Enormes puercos sazonados con los mejores sabores del planeta, pavos bañados en vinos europeos y sabores frutales exóticos de toda Sudamérica; Todo lo que el Exterminador requiriera estaría servido en su vajilla dorada lista para que él y los suyos la consumieran.

El olvido ésta vez no es tan doloroso, pero la verdad siempre queda latente, aún en el más oxidado de los corazones; entre la neblina y la noche sin luna, la vida que existió, persistirá, con vigencia, con persistencia…

Ares sonríe lagrimoso, y Consuelo se cuestiona porqué, ella toma su mano y le sonríe, tratando de evadir una verdad que pudiese ser incomoda; no obstante él le responde casi telepáticamente. –“No es nada, mi querida, es solo el momento y la plenitud”- -“Esposo, pero dime ¿Acaso has sido infeliz desde el comienzo de tu reinado?”- -“No tengo tiempo, ni necesidad de analizar cosas horrendas en momento tan bello y deleitante”- -“Es verdad querido, no tengo porqué arruinarte tu gran día, no señor, tú goza lo que se te ha traído como presente y nada más… Tus miedos y presentimientos pueden esperar para mañana”- -“Para mañana…”- Era imposible, el recuerdo emergía con la palabra que había más estado ausente durante su exilio por la zona blanca, mañana… La lágrima empezaba a tener sentido ahora. ¿Hace cuanto que no gozaba un amanecer o siquiera un sol en su más lastimera manera justo en medio del firmamento a las doce del día? –“Sí, amor, mañana hablamos del tema…”- -“¿Consuelo? ¿Puedo pedirte algo?”- -“Lo que sea, querido mío”- -“¿Podemos quedarnos despiertos toda la noche?”- -“¿Y porqué querrías semejante cosa, amado?”- -“Tengo ganas”- -“¿Porqué?”- -“Tengo ganas de ver el sol nacer, de ver a la noche extinguirse, solo para darme cuenta que un nuevo día ha comenzado, que he dejado mis ayeres atrás, que ya no hay nada de mi pasado que tenga que cargar a mis espaldas; quiero saber que existo, que mi vida perfecta no es solo un sueño, una ilusión, pues ¿Cuándo has despertado en medio de un sueño en el mismo lugar fantástico que antes?”- -“¿Tienes otro de tus momentos de remordimiento, Ares?”-
-“Si esto es verdadero, quiero corroborar que todo es tangible y corroborable… Pues, en este preciso momento no recuerdo lo que se siente ver al sol nacer, solo es eso, todo es tan maravilloso que quisiera que esto nunca se terminara, solo es eso, Consuelo”- -“Mi vida, claro que lo es, no hay porqué no irnos a dormir después de la cena; ha sido un día cansado, deberíamos ir a descansar después de la fiesta, mañana será un largo día para los gobernantes de la Tierra, como para decidir actos aleatorios por repentinas crisis de identidad”- -“Por favor Consuelo…”- -“Ok, Ares, pero esta será la primera y última noche que pasaremos sin dormir en medio de campañas globales de difusión política ¿Está bien?”- -“Claro preciosa, te lo prometo”- Los ojos discretos de Oto y Efialtes ven a quienes conversaban habiéndolo oído todo con absoluta comprensión.

Un burgués borracho de una de las mesas de alrededor de pronto se levanta y gritando pide que Ares y Minerva se levanten y bailen un waltz del compositor más aclamado de la sala, el director que dirigía la orquesta de la fiesta. Jimeno empuja a la pequeña para que invite a su padre a ayudarla a demostrar lo que el viejo maestro le había enseñado; Consuelo lo motiva, pues Ares se siente un poco apenado al no recordar si sabía o no sabía bailar un baile como el waltz, y menos en frente de tanta gente. Molcajete, sonriendo le dice –“Vamos amigo, ¿quién se puede burlar de un viejo que no supiera bailar una vez que cuenta con una reputación de regenerador del mundo? (suelta una carcajada)”- Finalmente, Ares se levanta, y perfectamente coordinados, la orquesta musicaliza los movimientos del padre de Minerva. Ellos bailan una canción de aproximados siete minutos y es altamente ovacionado con asientos abandonados y gran momento de gozo, hay incluso quien el ramillete de la mesa lanza a los que, con altos sonidos de aplausos, son felicitados. Molcajete se levanta entonces y emocionado invita al resto de los asistentes a llenar nuevamente la pista de baile para que la fiesta no parezca un funeral con fanfarrias en vano, no hay ni uno solo que no haya estado en la mesa de anfitriones que no se levantara a bailar.

-“Gracias querido, Minerva estuvo practicando por meses solo esperando que alguien sin nombre entre el público clamara por algo similar; no tienes idea de lo mucho que te quiere, eres un regalo divino verdaderamente”- Consuelo sonríe luego de decirle estas palabras y después se lo demuestra con una caricia en la mejilla. Él le contesta de igual manera, pero es interrumpido por Oto, quien le toma del hombro y con el respeto debido dice –“Disculpe señora, ¿me permite a su esposo para preguntarle algo importante?”- -“Por supuesto cadete Oto, todo sea por el bienestar de nuestro planeta”- Con cortesía él lo agradece y auxilia a Ares a levantarse; luego lo conduce a un balcón donde no hace falta sino el cielo estrellado para ser iluminados.

ARES.- “¿Qué pasa Oto? ¿Porqué el sigilo de ésta llamada?”
OTO.- “Sigilo no, más bien prudencia”
ARES.- “Pero dime, ¿Cuánta prudencia puede existir en apartar de mis asuntos a mi mujer,
entonces?”
OTO.- “¿No te has dado cuenta, Ares? ¿Aún no lo has meditado con silencio? O ¿Es que has
perdido nuevamente la memoria?”
ARES.- “¿Cómo? ¿Cuándo he perdido la memoria? No hayo los porqués del cuestionarnos de mi
reinado ¿Conspiras en mi contra o qué quieres decir con mi amnesia y las patrañas que
mencionas?”
OTO.- “Ningún daño he querido hacerte, es por eso que te dejé y no volví a aparecerme de repente”
ARES.- “Ya lo he mencionado y no lo quiero repetir jamás. Tus explicaciones y mentiras solo
envenenan la dicha y la alegría dentro de mi fiesta de honor en este día que hemos vivido”
OTO.- “No seas tonto Ares, no evadas lo inevitable, todo esto es la mentira ¿porqué no lo miras y te
resignas? Ya tanto has pasado aquí dentro que no distingues la realidad de lo ilusorio”
ARES.- “Oto, no quiero hacer alarde, pues sabes que si pido, un ejército puede venir de repente si
yo lo pido, y un fusilamiento nada grave sería ante la presencia y la requisición del
Exterminador, así que retírate o haré que pase lo que ya he mencionado, o en la menor de
mis reacciones pediré que venga la guardia del palacio a sacarte para siempre de las
cercanías de mi hogar”
OTO.- “Te arrepentirás, Ares, y lo sabes, no estoy arruinando tu festejo, solo es tu cordura a la que
pido que regrese”
ARES.- “Lárgate, y deja de llamarme por mi nombre, que aquí en el medio oriente yo soy conocido
por mis actos en la guerra”

Oto, indignado, da la media vuelta y desaparece entre las multitudes que bailaban. Consuelo nota pensativo a Ares en el rincón, y como no regresaba donde todos, ella se levanta para averiguar los pormenores de su nueva melancolía.

-“No es algo relevante, querida, solo quería tomar el fresco por un momento y contemplar la belleza de las estrellas”- Ella muestra que en su sonrisa no cree lo que le dice –“¿Qué te ha dicho Oto, querido?”- -“Ya lo he dicho, Consuelo, solo me ha pedido el permiso para retirarse de la fiesta, si mal no parafraseo, dijo una indigestión por camarones se le había atravesado y me pedía permiso para retirarse, eso es todo”- Una luminosa estrella fugaz en el firmamento evita que Consuelo cuestione nuevamente a su marido de lo pasado. Ella se sorprende. –“¿Has entendido mi placer de contemplar las estrellas?”- -“Fue preciosísimo”- -“Dime si no motiva a pasar la noche contemplando sus misterios”- Ella lo abraza con cariño. –“Y algún día, Consuelo, algún día, los habitantes de las galaxias más lejanas me admirarán y aplaudirán como los invitados a la cena que tuvimos”- -“Soy la última que te negaría una promesa de ese grado, Ares”-
Los que casi reinan el planeta se abrazan detenidos en el barandal del balcón mientras esperan encontrar una estrella como la que había pasado momentos atrás, mientras que pasan los minutos, luego las canciones en la sala pareciera que se tocan a contratiempo, y las horas hacen que Minerva se acerque a donde estaban para preguntarles sobre su regreso a donde los invitados. Un minuto más, solo un minuto más a solas, decía su padre, y te juro que me verás sentado aplaudiendo a cualquiera que haga un paso fantástico para que se lo celebremos, un minuto más, pero ahora que se vaya para tener la intimidad con la mujer a la que no cree tener entre sus brazos.

-“Consuelo, antes de que nos metamos y ya no podamos platicar, ¿puedo confesarte algo que tenía tantos años en mi mente?”- -“¿Un secreto de años escondido?”- -“Más que escondido, sin momento para su salida”- -“¿Cuál es, Ares?”- -“Te amo Minerva, como sé que siempre lo he vivido, como se que no lo tendré pasada la noche, como se que no sucederá por el resto de mis días, y es por eso que lo digo, no porque me vaya a suicidar una vez que haya mirado los rayos emergentes en la mañana de mañana, no porque ayer o mañana te vaya a adorar menos de lo que lo hago ahora, si no que, más bien, hoy me nace decírtelo, porque sé que mañana, quizás ya no tenga tiempo o manera de sacarlo desde el fondo de donde provengo”

CONSUELO.- “Siempre he sabido que me amas, tantas veces me lo dijiste cuando el sol salía más a
menudo de lo que acostumbraba”
ARES.- “No hables de esa manera Minerva. No lo hagas que se me rompe el alma jalada desde lo
más muerto de mi corazón”
CONSUELO.- “Yo no soy Minerva, mi amado, soy Consuelo, querido, ¿qué pasa que me estás
confundiendo?”

-El espacio corrompido por la innecesaria existencia, el alma conectada en medio de las realidades-

-“Bésame si quieres para que sientas que soy parte de tu realidad, y de que mañana veremos el sol salir como nunca antes lo admiramos. Ya si quieres después, nos tomaremos el día, y después de eso ya volveremos a nuestras actividades de gobernantes. Nada pasará si cancelamos nuestros compromisos con x o con y fulanos que nos pidieron, esperarán por nuestra agenda, y con gusto nos aceptarán.”- Siempre optimista y apoyadora, toda un soporte para el poderío del Exterminador, Consuelo se estira la mano esperando una respuesta más motivada.

Pero de donde extiendo mi mano, de donde haría mi pacto no es un lugar lleno de fantasía como la ceremonia honorífica del Exterminador, de donde la extiendo todos están muertos y desaparecidos, de donde la extiendo mi mejor amigo es mi peor enemigo, y de donde la extiendo los soldados que me vigilan son los demonios que me confunden y sofocar mi entendimiento…

-“¿La estirarás o tendré que aceptar que has tomado demasiado y debo pedir ayuda a Jimeno o alguno de tus guardias para que te lleven a la cama?”- La mano continúa, y finalmente Ares la responde con esperanza y una pisca de desdicha. Ella ahora agarra su mano más como una esposa que como una socia, y ambos regresan a la fiesta, causando gran felicidad y desahogo a la pequeña que se cuestionaba el porqué de su tardanza.

Aún así, ahora que espera a la mala jugada del destino, en la cual ha permanecido atrapado quizás durante milenios, persiste como una vela interminable en el interior de su cabeza, ahora no piensa en otra cosa que no sea el que la noche transcurra con velocidad inaudita para corroborar su temor existencialista es una locura remediable o su sueño de grandeza es una treta más de su prisión en medio de la nada. Los invitados sí se dan cuenta del cambio repentino en el humor de quien festejaban, así que por miedo y por respeto, más rápido que con cautela, se van despidiendo de la realeza para volver a sus hogares. Una vez que ha salido el último de los invitados, y los meseros comienzan a retirar los platos y limpiar las mesas, Jimeno pide permiso para volver a sus aposentos y descansar para trabajar a la mañana siguiente. Antes de que se vaya, Ares lo detiene por su brazo y le pregunta –“Jimeno, antes de que te vayas, ¿te puedo preguntar algo insignificante para ti, pero grandilocuente para mí?”- Atascado de charlatanería pedante e hipocresía fanfarronera, responde –“Pero señor, cualquier grandilocuencia para usted no es insignificancia para mí ¿cómo puede preguntarse por acusación o premisa semejante?”- -“No es acusación y, creo, que tampoco es una premisa, o no al menos una que defina lo que sea que sea algo definible… ¿Puedo?”- -“Pero claro mi señor Exterminador”- -“¿Puedes dejarme tu reloj solo por esta noche?”- -“Oh, señor, ¿pero usted ha perdido el suyo o ha quedado descompuesto? Yo lo mando mañana mismo con el relojero para que le halle una solución que le repare”- -“No te pido que me preguntes si tengo reloj o si quiero que te lo lleves con el relojero, lo que te pido es que me lo compartas solo por esta noche, y que mañana te lo regreso”- -“Señor, mi reloj es un objeto que quiero y más que aprecio, conservo como el único tesoro que mi familia haya podido legarme generación tras generación”- -“Entonces ese reloj ha pasado por más generaciones ¿No es así, Jimeno?”- -“Pues sí señor, y con él me despierto cada mañana”- -“¿Me lo vas a prestar o no, Jimeno?”- Más por fuerza que con gana, Jimeno se desprende de su reloj y se lo deja a Ares, quien al fijarse en la hora eran ya casi las tres de la mañana. –“Gracias Jimeno, puedes retirarte, te lo regreso mañana de mañana, justo en el lugar donde me has dejado en este momento”- -“muy bien señor, que pase buena noche”- Se retira.

Luego de despedir con bendiciones a Minerva, quien se marchaba para su cuarto escoltada con Ares 2, Consuelo se acerca a Ares y le pregunta sobre el reloj. –“No se lo he pedido porque no tenga relojes propios, sino para saber si un reloj ajeno me acompañará en mi travesía entre un día y ese que le sigue… ¿Lo harás tú?”- -“Ya te lo he dicho querido, pero quería ver si el cuerpo de meseros no requería de algo en lo que yo le pudiese ayudar”- -“No seas tonta, jala una silla para que te sientes a mi lado y movámonos al balcón, donde veremos directo al sol que nunca sale”- -“¿Que nunca sale? ¿Ahora de qué estás hablando Ares?”- -“Son solo palabras construidas con etílico y bebidas embriagantes, tú solo acompáñame y contempla el fin del mundo sentada aquí a mi lado, o escápate a tu cama para que descanses y no te vuelva a ver más que en recuerdos mal habidos”- -“Dices muchas cosas raras hoy, el vino europeo te cayó muy mal, deberías de irte a recostar”-
-“Déjate de tonterías y decide si me acompañarás o me quedaré solo en el balcón”- -“Dirás muchas tonterías, pero si estás realmente borracho , y yo, que solo me tomé unas pocas copas, te dejase abandonado donde nos encontramos ahora, me arrepentiría por el resto de mis días en haberte dejado aquí tan solo con alto grado de suicidio en tus ideas”- -“¿Suicidio? ¿Qué más no pidiera, si mi pesadilla sigue en curso?”- -“Me sentaré a tu lado y contemplaremos cómo amanece y ya después de eso yo te llevaré directo a nuestra cama a que descanses. Eso es todo ¿Entendido?”-

-“¿Crees que si mañana no hubiera mañana ya, seguiríamos soñando o crees que soñaríamos por siempre?”- Consuelo empieza a sospechar que era más que alcohol lo que enrarecía a su marido.
-“En algunos ayeres tu me enseñabas que el arte de mal pensar puede ser un camino para la verdadera realidad, solo me cuestiono en medio de la que espero sea mi última medida de realidad. Si veo el sol salir de detrás de los rascacielos, eliminando con sus poderosas luces a las estrellas que nos han iluminado, te juro que jamás en mi vida me vuelvo a comportar como veo que te molesta por ahora, o por lo menos te incomoda o te hace sentir un poco confundida; pero si las horas pasaran y los cielos continuarán en penumbras ¿qué haríamos?”- -“Pues ¿Qué te puedo decir, Ares? ¿Cómo habría de saber yo si pasara eso? O ¿Qué haría yo si pasara? Eso no pasa, eso no ocurre, es imposible

CONSUELO.- “Es imposible”

-Es imposible-

Es imposible

ES IMPOSIBLE

¿No?


ARES [en off].- “Para mal mío y del mundo creo que lo imposible solo resuena en los lugares
donde solo yo he estado”

-“Pues si es imposible, Consuelo, pido que así lo sea verdaderamente, sino, no sé qué voy a hacer, ahora que sé que me he esforzado tantas veces antes”- Ella abraza fraternalmente a su pareja y dice –“No te preocupes, mi querido, mañana te percatarás de que solo son idioteces de una borrachera mal administrada y ya, solamente eso, una mala borrachera”-

Cuánta tristeza puede caber en el alma de alguien
El alma no es un armario cualquiera donde los temores y dolores puedan ser ignorados
Pues con ayeres marchitos, con pereza y apatía yo me he vivido milenios
Un cuervo negro en mi memoria, y no quisiera que mis lamentos me vieran seguir

Cada vez que carcomo mi razón con señales de esperanza
Cada vez que un amanecer está en puerta
Ya me he predestinado a caer eternamente
Y una vez caído, solo me romperé

Permaneceré destrozado sin nadie que conozca la manera para repararme
Ya tanto me ha dolido el sufrimiento de mi mente
Ya no quiero seguir debatiendo por un mañana inexistente
Pues sé que este ya nunca llegará
4:00

-“¿Porqué sufres tanto Ares?”- -“No has entendido preciosa, y no sé si ahora tenga ganas de decirte una vez más el porqué de mi desesperanza, ¿cuántas veces hemos hablado ya de eso en menos de una hora?”- -“No debo de contestar eso con literalidad ¿o sí?”- -“Tú crees que estoy borracho, talvez intoxicado, pero mi temor es verdadero, puedo asegurar que éste reloj de Jimeno ni de Jimeno es”- -“¿Lo ha robado?”- -“Eras más bella cuando tú eras la que me sorprendía a mí”-
-“Si no se acabara el mundo esta noche, te replicaría mañana esa manera tan grosera de referirte a mí ¿eh?”- -“El mundo no se acabará, me acabaré yo”- -“¿No que ni el suicidio te salvaría? Que ya lo intentaste, etc, etc”- -“No me refiero al mí individual, me refiero al mundo en el que vivimos”-
-“¿Me acabaré yo entonces? ¿Se acabarán tus reinados y tus ejércitos? ¿Se acabará Minerva? Eres más confuso de lo que crees que eres”- -“Solo te planteo, antes de replicar permíteme terminar, tú en la posición que yo me encuentro, ponerte en el lugar donde yo me sitúo”- -“Pero es que Ares, debes tú también de comprenderme, no llego a entender cuál es ese papel que no crees que pudiera entender”- -“El del universo inexistente”-

EFIALTES.- “¿Realmente crees que pueda existir un universo no-existente?”
ARES.- “¿Qué haces aquí Efialtes?”
EFIALTES.- “Solo visito los túneles que tú me has invitado a habitar. Ya me has visto antes ¿no es
así? Como uno de tus fieles discípulos de la ceremonia”
ARES.- “Sospecho que tú eres la palabra bífida entre los dos gigantes de la última puerta que he
encontrado por aquí ¿No? ¿Dónde está Oto ahora?”
EFIALTES.- “¿Qué no lo has echado ya? ¿No es un estorbo en tu fantasía de ponies y cadetes
uniformaditos? Dímelo tú, yo me he perdido unos instantes contemplando los escotes
de tus invitadas, esta moda siglo XIX sí que me gusta ¿eh? Permíteme decirte que
debe de ser de mis modas favoritas en la historia. Lástima que tu esposa mantiene la
moda mojigata del siglo XXI”

Efialtes está conscientemente en la imaginación de Ares, lo visualiza en la posibilidad de una declarada ilusión del Pasillo de los Tiempos. En medio del infierno de la Espera, del aferramiento de Consuelo a no comprender lo que solo son palabras necias de su esposo ebrio, él imagina, recuerda, y casi torna tangibles las conversaciones. La espera por el amanecer es muy larga, y las manecillas del reloj de Jimeno no parecen ayudar en absoluto, la ignorancia de Consuelo sobre la zona blanca solo enfurece al cuestionante, así que se levanta harto de perder el tiempo con palabras insolucionables y dice –“¡Basta ahora! Si no quieres entender el miedo que me acoge en este momento, no es problema tuyo, pero sí mío, y debo de aguantar con el pesar de mi pregunta hasta corroborar si yo tengo razón o tú me corregirás”- Luego de su alteración, al ver los ojos extrañados de la mujer que había recuperado luego de tanta miseria, repone su estado amoroso y se disculpa
-“Consuelo, debes de entenderme que el agobio de mi cuestionar no cesará al menos hasta que corrobore que tú eres la digna de una disculpa, y no yo de una soledad irremediable, irresolvible; solo entiéndeme tres horas máximas a partir de ahora, y te prometo que si estoy errado, al ver el sol una vez más en mi vida, no solo te pediré disculpas de rodillas y con lágrimas marítimas de felicidad, sino seré no solo el dictador más memorable y justo del planeta, seré la persona más feliz que jamás haya podido pisar esta superficie en medio del universo. Sabré que soy real, y no solo una ilusión de alguien paranoico que jamás conoceré”- -“Suenas más extraño que nunca, querido mío pero creo que si tanto es tu pesar por esa incógnita repentina en esta noche de festejos, ¿qué más puedo decir, si tanto he yo de amarte?”- -“Gracias Consuelo, gracias”-

EFIALTES.- “¿Feliz? ¿No habíamos hablado ya con respecto a la… mmm… felicidad?”

La felicidad es un beneficio por el cual jamás podrás clamar en vida, y tú: Jamás morirás…
-“¿Quieres que nos sentemos a seguir esperando o nos vamos a otro lugar?”- -“No, preciosa, quiero permanecer en este balcón con la vista maravillosa; una vez que haya salido el sol, como tú dices, creeré en tu teoría de que hubiese un vino adulterado, y tras una siesta de casi 24 horas encargaré a uno de los máximos detectives a investigar sobre quién pudiese adulterar mis alimentos. Mientras tanto es de gran apoyo tu soporte en tiempos de interrogantes”- Ella toma con ternura su mano de soldado y le sonríe, con la esperanza y fe que a él tanto le faltaban, y los dos empezaron la última de las esperas, justo en la duda más concreta sobre la existencia del lugar que antes, ellos mismos, bautizaran como Espera.

Los espacio vacíos en la memoria son el ultraje de la serenidad, la paciencia que se puede llegar a tener cuando no comienza el sueño, las áreas que se aplican entre la realidad y los mencionados solo es un proceso casi burocratizado del ser, y créanme que el ser no suele tener la apariencia fraternal que debería, de vez en cuando se filtran las descontinuidades, y eso, eso suele ser demasiado doloroso. La angustia que se siente entre saber si habitas en un sueño o en una realidad, la desesperanza infinita del existir en perspectiva, la hora que nunca llega, la sed nunca saciada, la burla del universo sobre tu cabeza, las gotas de saliva de su éxtasis… todo en espera de que continúes vagando en la Espera en la que has permanecido, todo porque todo lo que recuerdas no exista, todo porque todo haya sido un mal sueño, un augurio depresivo de una realidad irrealizable, un debraye, una aparente irreverencia del constante titubeo que nuestras experiencias recrean, solo como tormento preventivo.

“Ojalá te quedaras conmigo, ojalá que nada fuera como lo creo, ojalá que todo fuera un mal recuerdo de un sueño demasiado verdadero”

Ella cabecea, ella no aguanta la noche; trata, pero todo por el amor a su esposo, pues ella cree que el miedo del de su lado es falto en fundamento, una paranoia sin justificación, solo una locura repentina, remediable; pero él no separa los ojos del cielo, esto está tan bien creado que sería extraño pensar que es irreal, pero lo que había pasado se siente tan tangible que sabe que eso tampoco es innegable o ignorable. Todo parece convertirse en una eternidad que no tuviera hora para terminar. Finalmente Consuelo se duerme, él solo se aferra a su mano y comprende el cansancio tras éste día tan atareado ¿Qué más podría hacer? ¿Despertarla? Eso sería irresponsable y egoísta, eso si el mundo en el que se encuentran es verdadero, aunque si no lo fuera, él sabía que talvez nunca la volvería a tocar o mirar. Así, solo queda el deseo para esperar, la espera se vuelve una espera desesperada porque lo que es sea.

ARES.- “¿Qué hora es? ¿Ya sabes si acabaremos la noche aquí o en otro lugar?”
EFIALTES.- “Casi es hora de que amanezca, no desesperes, queda siempre la posibilidad de que
solo seas esquizofrénico y todo lo que vivimos haya estado dentro de tu cabeza…
Eso sería bueno ¿No, Aresito?”

Las nubes en el cielo oscuro no se mueven mucho, la luna resplandece casi como sol, un firmamento azul marino con tonalidades grisáceas los cubre, las estrellas desaparecieron luego de que las humaradas bélicas reconstituyeran el cielo de la Tierra. Abajo del balcón las luciérnagas vuelan sobre los jardines apagados hasta que de pronto, el suelo entero empieza a iluminarse con un cambio progresivo en las alturas, el azul marino se tornaba claro, morados y naranjas iluminaban el mirador donde la pareja se encontraba, la respuesta se acercaba… Él toma con mucha más fuerza la mano de su amada, provocando que despierte. –“¿Qué pasa?”- -“Está amaneciendo Consuelo, está amaneciendo, la mañana de avecina”- -“Claro querido, ¿ves? Te lo dije, todo era un mal presentimiento tuyo, un sueño demasiado verdadero”- Las lágrimas en sus ojos son inevitables, es incapaz de ocultarlas, finalmente había escapado de ese cubo sin salida en el que creyó permanecer durante miles de milenios…
-“¿Realmente es verdadero, Consuelo? ¿Realmente lo es?”- Neblina matutina desvanece a las luciérnagas, el frío se vuelve un personaje más en la secuencia. –“¿Ya ves, Ares? Te lo dije y te lo dije con franqueza, todo lo que sospechas no lo es. La guerra pasó, tú gobernaste y no hay nada más para llorar”- Entre llanto de felicidad él la abraza –“Es que no lo puedo creer, ¡no lo puedo creer! ¡Me encontré preso en un lugar sin lógica o salida! No tienes idea de cuánta desesperación y cosas mal sanas tuve que realizar, ¡Yo pensaba que nunca iba a escapar de ahí! ¡Pensé que nunca iba a tener la oportunidad de caer como ahora entre tus brazos! ¡Yo pensé tantas incoherencias! ¡Creí que había quedado atrapado para siempre en un agujero del que ni la muerte me rescataría!”- -“Ya, Ares, ya ha terminado todo. Solo es un recuerdo muy verdadero de un sueño que te abarcó la vida entera”- -“Ahora lo sé, ahora que el sol empieza a aparecerse, pensé que nunca volvería a contemplarlo en su grandeza y su belleza. ¡Qué preciosa es la mañana! ¡El frío de cuando el día comienza, ese temblar que no sentía en la tierra donde las sensibilidades eran más que irrelevancias! ¡Cuánto valor ahora le doy a lo que no aprecié en otros momentos! ¡Cuán feliz me siento ahora!”

MINERVA 2 [en off].- “Tan feliz como nosotros”
ARES 2 [en off].- “Es un desperdicio de energía eso de preocuparse por las felicidades, lo único
relevante que conozco es la venganza y la victoria, no hay nada más perfecto
que lo que existe en esas áreas, lo demás es irrelevancia”
MOLCAJETE [en off].- “Pude tenerlo todo, pero ni una existencia corroborable se me ha asignado,
más patético personaje no puede ser verdad, quizás ni siquiera pude ser
un recuerdo, solo un espacio llenado con datos aleatorios que al final me
construyeron, finalmente así se llena el hueco requerido para “el amigo” y
“el enemigo” ¿No? Y si no existo ¿porqué habría eso de molestarme?”
ARES [en off].- “Y en este llenado random de personalidades y gente que te rodea nos has generado
a nosotros por igual ¿Y porqué no?”
MINERVA [en off].- “Todos requieren esa embarrada de vanidad que se puede personificar en
creaciones pseudo humanas de realidades rejuvenecidas. Manifestaciones
tangibles asesinables para crear un yo más real, un yo vanidoso, un yo
ególatra, un yo conquistador, un yo amigo, un yo enemigo, un yo amante,
un yo sufrible, un yo insufrible, un yo cazador, un yo vengador, un yo
creyente, un yo egomaniáco, un yo megalomaniaco, un yo verdadero…”
OTO [en off].- “Y así atardece en la aldea de los cegados y los marginados; aquí permaneceremos
por los siglos de los siglos, permanentes, sin destino, atrapados, sin respuestas”
EFIALTES [en off].- “Pues así es como debe ser”

Con el cielo aclarado y las entrañas al borde de ser vomitadas, Ares se aferra de Consuelo, las voces son el presagio de maldición o de locura, seria ésta ocasión. –“¿Qué pasa, querido? ¿Es que el frío se muerde hasta que ya no aguanta, vamos a meternos, mañana habrá otro día para que vuelvas a ver otro nuevo amanecer”- -“¡Eso es lo que yo también creo! ¡Es un amanecer, no un nuevo atardecer! ¡Al diablo los crepúsculos, el día permanecerá permanente por siempre!”-

EFIALTES [en off].- “Como nosotros…”

La efusividad de Ares desconcierta a la dama del poder terrenal. –“¿Porqué gritas? ¿A qué te refieres con atardecer, amanecer? No te entiendo ¡Me estás apretando!”- Él se aferra a la señora de su vida tomando de esta como árbol que lo detiene de ser devorado por ese hoyo negro existencial por el que sabe que pronto será absorbido. –“Consuelo, Consuelo, Consuelo, sujétame ahora o mi existencialismo fatalista me alejará de tu regazo amoroso, de mi reinado perfecto, de mi felicidad sin distinciones. Sujétame”- -“¿Qué te ocurre Ares? ¡Nada te está llevando a ninguna parte, seguimos justo donde me pediste que estuviera ¡Déjate de tonterías y metámonos, que hace mucho frío!”- Y aunque en el espacio nada sucede, el aviso de las voces de su regreso a la zona blanca, al pasillo de los tiempos, y a todos los otros tormentos que antes vivió, lo ponen en un estado de alteración que lo provoca hasta a agarrarse del cabello de Consuelo. –“¡Ares! ¡Me estás jalando el pelo! ¡¿Qué te ocurre?! ¡Voy a llamar a la guardia del palacio!”- Y es ahí donde, llorando como niño aterrado, Ares brinca a los brazos de Consuelo gritando –“¡No dejes que me lleven! ¡No dejes que me lleven! ¡Haré lo que sea, pero no quiero volver al abismo de donde me sacaste!”- Ella lo sacude tratando de desafanarse, pero todo es inútil, y así, entre ajetreos y jaloneos, Ares y Consuelo quedan cara a cara, teniéndolo a él en la más humillante de sus representaciones, hecho un mar de llanto, con una desesperación inconsolable. –“¡¿Qué tienes, Ares?! ¡Compórtate como el hombre que eres! ¡Como el hombre del que me enamoré! ¡Tú eres el Exterminador!”- -“¡No, no lo soy! ¡Ya no recuerdo quién soy en realidad, solo sé que ya no quiero regresar allá adentro!”- -¡¿A dónde adentro?! ¡No me hagas llamar a los guardias del palacio, no solo sería vergonzoso para ti, sino que lo sería para mí también!”- A cada berrinche su cara se tuerce y se deforma, gesticula como nunca
-“Llama a la guardia del palacio, si eso evita mi partida, pero no me dejes regresar a ese sitio, no me importan las vergüenzas, no me importan los castigos ¡Mutílame, destrúyeme, si eso te hace feliz, si eso te reconforta! ¡Pero no me sueltes hasta que emerja el sol por completo!”- Tratando de ignorar la locura y para evitar la infamia que estas actitudes pudieran provocar, Consuelo empieza a interpretar el papel que su esposo demente le pedía que interpretara, la salvadora de la dimensión inexistente…

Ella toma un respiro, lo comprende, y asimila esta estrategia como plan para detener este teatro que tanta exaltación había provocado desde su comienzo.

-“Ok, te creo, te sujetaré, y si sale el sol, como dices ¿te estarás quieto y terminarás todo este drama?”- -“Si sale el sol y tú y yo seguimos abrazados, haré lo que tú me pidas, oraré y perdonaré, y pediré perdones a las personas que tú lo requieras, te regalaré mi reino y diré que eras la mente maestra que controlaba la gloria del Exterminador, pero no me sueltes hasta estar segura de que sean las nueve de la mañana, con el sol brillando frente a nosotros, y las aves corroborando que el nuevo día se ha puesto, por completo, en marcha. Sálvame de la tortura de una vida sin finiquito”-
-“Entonces ¿huyes de una cárcel existencialista donde te vuelves inmortal y por eso no quieres regresar?”- -“No es por la inmortalidad que no quiero regresar, es por el vacío, el vacío completo: Dentro y fuera de mí, un completo hueco en medio del todo, el cual me transporta de un momento a otro, de un lado al otro, y no tienes idea de la cantidad de miseria que ahí se desata, no tienes la menor de las ideas”- -“No. No tengo idea, porque nunca he vivido una situación como la que dices que has vivido tú… ¿Pero qué no soy yo, Ares, aquella que te ama y que te apoya? ¿Quién soy yo para justificar lo verdadero y lo que no lo es? Quizás no es una locura o un sueño que es demasiado real, quizás sea una realidad más allá del comprendimiento cotidiano de una persona es una vida de monotonía y tradición.
Te apoyaré. Te abrazaré, si es lo que deseas, y te sostendré hasta que el abismo invisible encima de nosotros haya partido lejos y nos deje continuar con esta vida que recuerdo, y luego todo regresará a como, creo que sería, una vida normal y sin miedo a las abducciones de la realidad desenfrenada ¿no?”- Y aunque sus palabras sonaran exageradas, y hasta cierto punto sarcásticas, Ares le sonríe, con los últimos gramos de complacencia que le quedaban, y como niño aferrándose a su madre, tras los ladridos de un gran perro que estuviera cerca, Ares estaba situado sobre las faldas de la que lo cuidaba, esperando de un momento a otro ver el sol salir del horizonte, y no volver a oír ni una sola vez más aquellas voces que le comprobaban la veracidad de toda la zona de la que escapaba.

El asomo del astro incendiario, un aviso del final, el sol es falso, el sol nunca saldrá para él, el viento ya se lo ha comentado; en las faldas de resguardo de Consuelo, justo de las enaguas, cucarachas emergen a la luz artificial. Ares aprieta los dientes y los ojos ignorándolas, pero de una de ellas logra distinguir el silbido de la canción de amor que a ella le dedicaba. Entre abre los ojos y la cucaracha le pregunta –“¿Y qué harás para evitar percatarte que sigues aprisionado? ¿Vivir el resto de la eternidad abrazado de las telas de la ilusión de aquella mujer?”- El paso de los aires se estabiliza en la brisa helada matutina, ni todos los abrigos del palacio del gobernante causarán calor al que les habla a las cucarachas. –“Anda, vela; no queda nada de la ilusión a la que te estás aferrando, son solo manzanas podridas amontonadas para causar la impresión a un imbécil, como tú, que esa cosa que abrazas es la mujer a la que amas. Los cuervos son más inteligentes, refiriéndome con estos a los espantapájaros” – Después de las analogías y advertencias del insecto con coraza con cagada, la cucaracha parte. Entra por las ventanas abiertas del balcón, perdiéndose en las oscuras columnas de dentro del palacio.

EFIALTES.-“¿Lo has comprendido ya, Ares? El mundo se ha podrido por completo. Se ha quedado
en un estado de exclusión, irónicamente para ti, que no puedes excluir. ¡Jajajaja!”
ARES.- “¿No existe entonces, una escena final feliz? Ustedes saben, como en las películas de
Hollywood”
OTO.- “No, Ares. Todo es miseria, y esa es la esencia misma de la realidad, es de lo único de lo que
puedes cerciorarte”
ARES.- “¿No puedo saber si quiera cómo llegué a este infierno sin final?”
EFIALTES.- “¿No vas a ver a Consuelo como te ha pedido la cucaracha? Yo mismo la diseñé para
que viniera y te dijera palabrerías de esperanza y conformidad, era una cucaracha
bien educada y lista -una gran sonrisa llena su cara-”


La vida en la Espera, tal y como la hemos vivido desde la llegada a la zona blanca y sus
derivados laberínticos, ha sido una piedra en un zapato pegado a la planta del pie; y así
como se quema la piel con los solventes de la goma, el existir constante me muestra que
estoy atrapado aquí dentro… Para siempre.


Soledad, miseria confusa de la soledad
Te odio más de lo que puedo demostrarte
Libérame y te prometo no me vuelves a aguantar…


La tierra sabe amarga todavía.


Ares teme a cumplir las peticiones del animalito que surgió de entre las piernas de su princesa, y no porque temiera algo inesperado, sino a lo que sabe que se revelaría: La triste obviedad de su existencia. Monótona y miserable, vida sin solución, inmortalidad maldita inapelable…
Era él, quien con la fuerza suficiente de un varón de sus proporciones lo cargaba a él mismo de afrontar el amanecer que nunca llegaba; así que, con gran espanto, le pregunta al Ares que lo carga
-“¿Pero cómo es posible todo esto?”- -“Hombre, pero si ya te has dado cuenta antes que en esta dimensión no queda una sola alma aparte de la tuya ¿Qué esperabas entonces, si ya lo sabías?”-

Ares desciende entre humo de un castillo evaporado, ya no tiene fuerza en absoluto para denegar lo comprobado; luego de asesinar a su versión de su pasado, y tras las muertes de Minerva 1 y Minerva 2 (aka: Consuelo) ya no había nadie más que él y todas las construcciones mentales que pudieran ocurrírsele, incluyendo a los gigantes del pasillo, a los que nunca le contestaban, los soldados, los sirvientes y hasta el villano que huyo sin asegurarle a nadie si en realidad había venido alguna vez con anterioridad, o quizás todo era una creación alucinógena de un hombre que ha quedado perdido en medio de la neblina del lugar donde ni el piso es un terreno firme como para ser llamado casa, o algo más determinante como: mundo.
Sus pasos en la inexistencia son el lamento de su realidad, su entera vida se ha revelado inútil, insolucionable, carente de ánimo por la existencia. Su caminar se reinicia como cuando recién fue guiado por los gigantes que lo recibieron; ese castillo donde todo era un representación perfecta de sus deseos queda atrás, imaginario para su nuevo conocimiento, pero reflejo intachable de lo que ahora le toca:

Un abismo.

Entre esa espesa neblina en el último cuarto del pasillo de los tiempos, justo frente a Ares aparece el agujero más grande que antes hubiese visto. Apenas si se logra distinguir el otro lado, denotando con esto que es un risco, y no el fin del universo.
Ares lo observa, pensando, obviamente, en cosas como el suicidio y el final de su sufrimiento.

OTO.- “Nada te dejará esta forma de pensar. Finalmente ya lo has intentado antes ¿Te arriesgarías a
caer por siempre?”
ARES.- “¿Caer o caminar por siempre? ¿No te das cuenta que se parecen más de lo que aparenta?
¿De qué me sirve no caer por siempre hacia ningún lugar para caminar por siempre sin
dirección final?”
EFIALTES.- “Yo digo que lo deberíamos de dejar; ninguno de nosotros pierde nada, y veo en los
argumentos del perdido, mucho de realidad ¿No, Oto?”

-Ares voltea a ver a Oto para ver su impresión al respecto-

OTO.- “¿Porqué complicar más lo que ya por naturaleza es complicado? ¿No hemos trastornado la
verdad ya demasiado?”
ARES.- “¿Trastornado la verdad? -con aire de extrañeza- ¿Me están diciendo de que en este
inmenso océano de confusión sí existe una verdad?”

-Ninguno de los gigantes contesta-

ARES.- “¿Qué ganan si yo brinco al abismo sin final?”

-Solo lo ven sin decirle nada-

ARES.- “¿Qué pierden?”

-Siguen sin decir nada para él-

ARES.- “¿No van a decir ya palabra alguna?”
OTO.- “¿Es que acaso no lo ves, Ares? Si existiese alguna justificación verdadera, y no pudieras
hacer nada al respecto ¿Te importaría nunca saber de ella?”
ARES.- “Oto, ¿Insinúas que la verdad no me interesa solo porque no podré hacer nada con ella aquí
dentro?”
EFIALTES.- “Como sea, la máxima de las verdades del pasillo de los tiempos ya la sabes”
ARES.- “¿Cuál es esa máxima verdad?”
OTO.- “Que los que están adentro del pasillo… Nunca lograrán partir de aquí”

¿Cuál es la filosofía de un pasillo de un millón de puertas?
¿Las posibilidades?
¿Si entro en alguna de ellas, a la par se desarrolla una variante existencial en otra de ellas?
¿Pero si puedo diferir entre puerta y puerta?
La verdad máxima es que no hay una verdad máxima en un universo de realidades paralelas, solo soy un sujeto de juego, nada más; lo trágico sería, en dado caso, que nunca podré decidir el final de este juego en medio de las posibilidades universales.

ARES.- “¿Y cuál es la mínima de las verdades? ¿Porqué no decirme todo de una vez?”
OTO.- “La miseria amontonada de la miseria nunca deja nada bueno, todo eso solo es un manojo de
indiferencia que nunca debería de darse a conocer”
ARES.- “Ya he dejado tanto atrás por ahora, que perder más, no podría”
EFIALTES.- “La verdad será el máximo de los dolores, el peor de los encabezados, peor que la
muerte, y peor que esta vida; por eso la marica de mi hermano no te desea envenenar
más a éstas horas de suicidas ideas”
ARES.- “Ok, cualquiera que fuese esa verdad, ya no creo que valga la pena suplicar, el dolor,
considero yo, no puede ser mayor al perderlo todo en absoluto. Así que: Yo renuncio”

Y si hubiese un fondo y la caída me reventara la cabeza, ¿qué demonios?

Ares hace la última de sus decisiones y se deja caer, sin pensarlo con detenimiento, a las sombras en las profundidades.
Durante su caída, fuerza a las imágenes que recordaba a aparecer ante sus ojos cerrados, se crea para sí una cadena de memorias para sentirse parte de algo, se fuerza sus sentimientos, y sus impresiones; y llora, aunque sabe que el llanto no le serviría para nada, ni siquiera se respaldaba en nada corroborable, aunque no lo sentía como una necesidad verdadera, él se genera una historia, un origen y una realidad como se le da la gana; el resto lo trata de dejar de lado, solo con la idea máxima entre todas de “es mejor una vida imaginada, que una no corroborable”
Hace años que no se ve la cara en un espejo, así que cada uno de los pensamientos su ser total, su morfología, va cambiando con respecto a sus imaginaciones convenientes para el sueño o el paisaje onírico que tras sus párpados se va desarrollando; éstos se vuelven la sala de cine de sus anhelos y quereres, se transforma en la plenitud más allá de la vida y de la muerte, más allá de lo certero y todas las mentiras, más allá de los villanos, las princesas y los gigantes, el resto del mundo es un regalo que sabe que jamás llegará para recibir. El vacío se termina.

MINERVA 2 [en off].- “Saliste por demasiado tiempo”

-Ares abre los ojos y se ve en la cama donde toda la trama se desarrollo en el cuarto blanco que llamaron La Espera-

MINERVA 2.- “Pensamos que te había devorado alguna pared en el Pasillo de los Tiempos”
ARES 2.- “¿Pensamos?”
MINERVA 2.- “¿Cómo que pensamos?”
ARES 2.- “Dijiste “pensamos” ¿Quieres pensaron?”
MINERVA 2.- “¿Cómo que quienes? Nadie más ha aparecido por aquí desde que llegamos a donde
quiera que nos encontremos, solo la otra pareja de nosotros, tú y yo. -Lo observa y
lo nota con rareza- ¿Estás bien Ares? ¿Te ha sucedido algo malo?”

-Ares, impaciente, voltea a ver todo el entorno para cerciorarse dónde estaba, y sí, era La Espera, y nada más-

ARES 2.- “No, no me ha sucedido nada malo”
MINERVA 2.- “Te noto raro, algo debió de haberte sucedido”
ARES 2 -ignorando las preocupaciones-.- “¿Ha venido Molcajete?”
MINERVA 2.- “¿Molcajete? No. Estamos atrapados solo cuatro aquí dentro, parece que no hay
manera de escaparnos, pero tampoco de que nadie ingrese”
ARES 2.- “¿Y nuestras versiones jóvenes? ¿Dónde se encuentran?”

-Busca por todo el espacio, ve el espejo cuarteado, las camas, la tv que nunca tiene señal, las revistas de Minerva…-

MINERVA 2.- “¿Estás pasando por otro lapso de amnesia? Creo que éste es el más fuerte por el
que hayas pasado”
ARES 2.- “¿Lapso de amnesia? Claro que no es amnesia, deja de decirme tanta tontería, mejor dime
¿para donde puedo dirigirme para el pasillo de los tiempos?”
MINERVA 2.- “¿Al pasillo de los tiempos? ¿Para qué habrías de volver al pasillo de donde
provienes?”
ARES 2.- “No estoy seguro de que sea amnesia lo que yo tengo, más bien cruzo un laberinto
dirigiéndome a alguna puerta que me puede dar un instante de libertad”
EFIALTES [en off].- “¿Pero qué es realmente la libertad?”
OTO [en off].- “El laberinto existencial es una poesía de los dolores dentro de planos inexplicables.
¿Recuerdas qué hay más allá del Pasillo de los Tiempos?”
EFIALTES [en off].- “Aún no es tiempo de revelaciones, Oto, no profundices en el abismo del
olvido”
CONSUELO [en off].- “La realidad revelada es una perra a la que nadie le gustaría fornicar”

Frases…
Frases y más frases…
Pero ninguna me conduce a ninguna resultante
¿Porqué es tan difícil escaparme de mi calvario?
El sol no ha salido, pero nada me indica que el sol haya salido antes alguna sola ocasión

MINERVA [en off].- “El sol es una ilusión cliché de la felicidad. El sol no es necesario para la
formulación de una sonrisa; solo la simulación de la iluminación solar
respeta los sentires que contienen las venas conductoras que provienen del
corazón, todo es falsedad ¿O no, Consuelo?”
MOLCAJETE [en off].- “Cuánta decadencia, y pensar que nadie puede corroborar si destrocé o no
los brazos delgaditos de Consuelo ¿Alguien puede decirme si hemos
existido aunque sea en la mente del que nos piensa, o solo somos
imaginarios elementos en un plano mental a ser extinguido?”
ARES [en off].- “Viejo, asesíname, ya si yo desaparezco, seguro desaparecerías tú también”
ARES 2 -cayendo-.- “¿Qué no ves lo que estoy tratando de intentar?”
CONSUELO [en off].- “Ésta caída es un espiral desgastante que no conduce a ninguna conclusión
conveniente. ¿Te has percatado que hemos descendido en medio de la nada
a un capullo sin fin en medio de una rosa de inestabilidad gigantesca?”
ARES 2.- “No entiendo nada de lo que me dicen ¿Porqué no se callan todos de una vez por todas?”

-Cuando Ares abre los ojos ya no hay nada, no solo hay ausencia de sol, sino también de luz-
-Ares empieza a caminar tratando de entender este nuevo desplante de la dimensión en constante
movimiento-

ARES 2.- “¿Es acaso ésta, otra broma del pasillo?”

-Con los brazos extendidos, y con ceguera total, Ares solo decide caminar para adelante, deseando
ante todas las cosas, encontrar en las sombras, ese rastro necesario de muerte que tanto anda ya
buscando-
UNA VOZ FEMENINA.- “No hay nada ya aquí, Ares ¿Porqué sigues y sigues adelante?”

-Ares se detiene con la voz-

LA VOZ FEMENINA.- “Si sabes que no encontrarás nada más en este suplicio laberíntico ¿Porqué
te empeñas en continuar para adelante? ¿Tienes algún plan? ¿Es en serio
que planeas, después de todo, ganas algo?”
ARES.- “Más que nada, en cada espacio que he estado, todos han hablado de tragedias, todos han
mencionado que el vacío y la perdición son lo único verdadero que me queda, he tenido la
oportunidad de ganar glorias por todas las dimensiones que creo que puedo llegar a
imaginar; y poco a poco me di cuenta que la única certeza en esta porquería de condena
que me ha tocado soportar es que ninguna de las puertas que se puedan encontrar dentro
del infierno sin color da a ninguna parte…”
LA VOZ.- “¿Entonces, para qué continúas?”
ARES.- “¿Qué más se puede hacer cuando la ceguera innegable es la única visión que se tiene?
Caminar. Solo eso puedo hacer ahora que sé que la esperanza es obsoleta como para
conservarla todavía entre mis posesiones.”
LA VOZ.- “¿No existe, aunque sea ya en tu visión negra de conformismo, imagen de los términos
“patético” o “guajiro”?
ARES.- “Llámame patético, pero sé eso; esto es lo único que me queda, y si lo pierdo, ahora sí ya
no me queda nada”
LA VOZ.- “Muy en el fondo sabes que no es así: Cada una de las puertas es una invitación a
realidades nuevas, diferentes; alternaciones de lo que piensas que fue de ti antes de tu
ingreso al Pasillo de los Tiempos. Fue incluso en La Espera donde tú desarrollaste
conceptualmente a cada uno de los integrantes, les diste una personalidad, una
procedencia, un final, una realidad, a pesar de que siempre tuviste en cuenta que ninguno
de ellos era enteramente un elemento tangible de algo que pudo haber sucedido. Todo ha
sido un invento de tu semilla de esperanza. Si ya lo has hecho antes ¿porqué no ahora? ”

-Ares no dice nada por miedo a aceptar que siempre supo que nada había sucedido en La Espera,
tal y como sucedía cada vez que alguien ingresaba en alguna de las puertas del Pasillo de los
tiempos-

LA VOZ.- “Hay miles de millones de portales, significando cada uno de ellos una invitación a la
generación de nuevas posibilidades, las cuales pueden constituir completamente una
ilusión de felicidad, que, aunque finalmente tú estarás consciente de su naturaleza
virtual, puedes solucionar aspectos como ese tan fácilmente como lo lograste la última
vez que platicamos al respecto: Inventando a la par de tus personajes, una justificación a
la evasión de tu mísera realidad: La amnesia falsificada.
Si no mal entiendo, no es sino hasta ahora que empiezas a recordar que no es la primera
vez que te sucede todo lo que has pasado hasta el segundo actual, tú has planteado y
replanteado esta misma historia un millón de veces, y cada vez perfeccionas un aspecto
diferente para encontrar una mayor comodidad a tu soledad dimensional.”

RETROSPECTIVA:

Ya he pasado por aquí
Ya he pisado los suelos por los que ahora debería estar reptando
Ya he escuchado las palabras de quien cínicamente se burla de mi situación en medio de la nada.

Ya he sufrido demasiado desde el ingreso a la zona donde no hay rastro de ni un alma
Y no es la primera vez que me sucede…

Con una luz autogenerada, con un alma destellante, y una constitución meramente imaginativa, ella
existe. Ella es mi diva en mis memorias, y ella es viable para la deformación y regeneración, pues
es un invento que se ha conservado muy intacta en el espacio más seguro dentro de mi cabeza; y no
estoy del todo convencido que sea un recuerdo, pero siento que Minerva ha existido, talvez no como
esposa o novia, o concubina, o lo que sea que yo le asigne en la fantasía que se me ponga en frente,
quizás mi nena sea lo único considerable como recuerdo en esta desenmascarada faceta mía, donde
puede que hasta en el infierno en el que habito sea una sobrante de alguna de mis realidades
desenmarañadas .
Soy miserable, esa es la verdad más grande de todas, y, Oto y Efialtes, jamás me revelaron al
respecto, puesto que eso era más que innecesario, yo ya lo sabía, y ellos conocían que yo les
conocía. Eran elementos pre-creados, eran recreaciones de una guardia personal que mi alter ego
megalomaniaco requería. ¿Qué otras creaturas más idóneas existirían para un mexicano que domina
el universo?

El sol no existe
Yo soy partícipe de la ilusión de su existencia
Solo hay oscuridad donde nos levantamos
El pensamiento solo anhela lo que él mismo ha generado
Somos residuos de nuestras ideas en constante crecimiento.

-Como en una cueva, poco a poco, frente a Ares, que permanece boca abajo, en la simulación de la
caída, va viendo frente a él, una luz que se asoma; como si, por fuera de este hoyo en medio de una
montaña, amaneciera-
-La silueta de una mujer se asoma poco a poco, generándose del resplandor, y poco a poco
formándose hacia una silueta conocida-

ARES.- “Minerva”
MINERVA.- “Sí Ares, soy yo, te he estado buscando, allá afuera hace mucho frío”
ARES.- “¿Afuera? ¿Vienes de afuera del pasillo?”
MINERVA.- “No, Ares. Vengo de más allá”
ARES.- “¿Afuera de la zona blanca?”
MINERVA.- “Vengo a terminar con tu sufrimiento”
ARES.- “¿Has venido para asesinarme?”
MINERVA -en un tono cariñoso- .- “Te cortaré trozo tras trozo para demostrar lo inquisitivo que
puede llegar a ser nuestro amor”
ARES.- “Hazlo. Mátame”

-Minerva saca una navaja de su bolsillo derecho, en la falda ondeante con la que entra a la fantasía
del que continúa en esa caída sin principio ni final-

MINERVA.- “¿Quieres que comience con el cuello, o simplemente te rebano centímetro a
centímetro?”
ARES.- “Quiero que antes que me mates, me invites a la luz de donde has emergido”
MINERVA.- “Esa no es una respuesta a la pregunta que te hice. Evades con cosas imposibles, y no
hay tiempo para ensueños ni tonterías”
ARES.- “Luz. Me gustaría broncear mi cara con la luz del día antes de ser masacrado por una imagen que diseñé por dentro de mi cabeza”
MINERVA.- “No soy un diseño, Ares, soy, simplemente, un reflejo de tus necesidades, tanto
existenciales como animales”
ARES.- “¿Qué más redondeamos al tópico en cuestión? Asesíname y concluyamos con el martirio”

-Minerva lame el filo de la navaja, como afilándola con la punta de su lengua, y luego, le da a
beber la gota de sangre boca a boca-

MINERVA.- “¿Porqué no me imaginas en una situación menos comprometedora?”
ARES.- “Te he imaginado de todas las maneras que creo que puedo imaginar ¿qué otra manera queda? ¿Me lo revelarías como última de mis peticiones?”

-Minerva, con la poca luz que la ilumina, deja notar un seño fruncido, adolorido-

LA VOZ.- “La escapatoria no será tan sencillo como la cabeza habría de manipularlo”
EFIALTES.- “Él lo sabe, no es un tonto, solo deja que los tiempos transcurran en idioteces que
pudiesen estar sucediendo”
OTO.- “Minerva jamás asesinaría a Ares, ni en la más sombría de sus fantasías”
LA VOZ.- “Es cuestión de que sucediese”
OTO.- “No sucederá”

-La navaja rebana el blando cuello del exterminador sin soltar gota alguna de su sangre, como si
estuviese vacío-

ARES.- “¿Porqué no me cortas de una vez, Minerva?”
MINERVA.- “Pero si ya te he rebanado…”
EFIALTES.- “Sí se atrevió, pero nada sucedió”
OTO.- “Como si no supiéramos que nadie tiene voz o voto como para solucionarse con la salida de
la masacre”

-La navaja va abriendo hasta la barbilla, cortando a medias sus dos labios, y cortando justo su nariz
entre sus fosas nasales, y así, poco a poco parte la piel de su cabeza como si solo abriera un cierre
en un overol de mecánico-
-Los pellejos salen volando hacia una inmensidad lejana, como si cayeran para arriba, y un cuerpo
sin piel, seco, se desmorona frente a la mujer imaginaria-

Solo los músculos desnudos denotan que ya no queda gota de sangre por dentro de mi ser, que si
sigo cercenando no habrá esencia alguna de humanidad, y revelaría solamente que talvez yo soy,
solamente, un pensamiento bizarro de algún Ares extraviado en una realidad paralela.

El sol continúa en stand by (por siempre)


Muy a lo lejos, en un paisaje blanco, despoblado, con la constante neblina de siempre, Ares está
tirado, en su continua espera, tambaleante de su propia personalidad, mareado de sí, asqueado de su
situación sin solución, breve, perpetuo, demacrado, barbado.
Sus dedos se confrontan, sus venas se tensan, sus rotos pantalones permiten raspones contra el
suelo, sus ojos cansados ya no quieren ver nada en absoluto, solo son dos esferas ahogadas en
sangre, rodeadas de ojeras de un negro profundo, mate. Contempla varios oasis humanos de vez en
cuando, extraña a los suyos-mismos, extraña la necesidad de escapar, la necesidad de sentir el
aliento sucio de otra persona, se extraña a sí mismo, en una realidad diferente.
En su soledad, ha llegado en ocasiones a crear enormes ciudades en la palma de su mano,
reorganizando las líneas en ellas, dibuja arquitecturas habitables, inventa amigos a los que podría
platicar sobre su afuera, su pasado y sus quereres a futuro. Es tan triste que ya ni se siente, la
repetitiva noción de una vida en aislamiento absoluto.
Achaques en su cuello y en su espalda son parpadeantes, aparecen, se van, y luego regresa, eso lo
obliga a no quedarse tranquilo en cualquier lugar como un solo cuerpo, ya en estado de
putrefacción. Ares suele caminar en círculos por donde alguna vez habitaron el resto de sus
compañeros; Ya ni a los gigantes o la voz de la caída ha vuelto a recibir en su morada existencial,
ahora solo vive en una desgracia estancada en un tiempo relativo.
Pero finalmente:

CONSUELO [en off].- “Vaya destino que te has forjado, Ares”
ARES.- “¿De dónde vienes voz amiga que logro sentir con ese aire de consuelo para esta vida demacrada?”
CONSUELO [en off].- “¿Qué harás ahora? ¿Solo esperar? ¿Solo ser una piedra en un desierto
milenario?”
ARES.- “Ya he intentado más cosas de las que pensé que intentaría… Y en cada una de ellas he fracasado; y así, esa es la historia de mi vida, el frustrante hecho de tratarlo y fracasarlo todo ¿Te enteraste que era falsa la leyenda ingenua del gran Exterminador?”
CONSUELO [en off].- “¿Falsa? ¿Cómo puede ser falsa aquella? Si así lo fuese cada uno de los que
te hemos rodeado por el camino de tu historia seríamos personajes
imaginativos en tu sueño de gloria que dices nunca ha sucedido.”
ARES.- “Oh Minerva, que me observas, como juez, entre las nubes en las tinieblas, no me restriegues el sentido de la miseria, ya no más”
CONSUELO [en off].- “Pues es duro ¿sabes? Enterarte de repente que solo eres una de esas voces
en la cabeza, de alguien que se entera de que el resto de los que ha
conocido, son murmullos oníricos de los cuales tiene que deshacerse”
ARES.- “No es tan duro para el que parte como para el que se queda. Ustedes continuarán o si se extinguen talvez ni se enteren, pero yo lo recordaré todo una y otra vez, como tangibles agujas, en un martirio que, con extreme certeza, nunca terminará”
CONSUELO [en off].- “¿Sabes en que gastarás tus horas, aquí dentro, en el ombligo medio de la
eternidad? Dímelo y te dejo solo, sin molestarte nunca más”
ARES.- “Viviré los días que permanezca en la contemplación de mi destino, solo, muerto”

-Consuelo se sacia y nunca vuelve a verse u oírse dentro de la zona blanca-
…Algunos años luego cree que oye palabras, pero se entera fácil de la corroboración de su partida.

El infinito se vuelve insoportable, es una ola que nunca cae, es un segundo interminable, como aire
estancado, como encrucijada entre plenitud y desgracia…



Así pues, cierto de día, de algún mes y algún año, Ares se levantó de donde se encontraba, retorcido, atrofiado; y sin más decir, caminó por en medio del Pasillo de los Tiempos, pasando días y días (a su consideración) y poco a poco las suelas de sus zapatos se echaron a perder, y la bastilla de sus pantalones arrastró por el piso hasta volverse harapos en su propia vestimenta; sus ojeras eran dato infalible de su descripción facial durante aquella etapa de, digámoslo así, su vida. Por primera vez en mucho tiempo, la barba le creció bien, como si estuviera en un lugar donde el tiempo llevara una marcha cotidiana, y de igual manera sucedió con su cabello, dejándolo de repente como un vagabundo nómada en la zona de los no-lugares.
Un día, no uno tan relevante como el recién narrado, las plantas de sus pies sintieron el piso extravagantemente diferente, pasando de pronto, de ser un piso rígido como cemento a volverse arena; así que se agachó justo cuando comprendió la idea de un nuevo terreno, para tocar con sus manos el nuevo piso, y levantarlo frente a sus ojos, pues por el espesor de la neblina no lograba verlo si estaba levantado.

-“Es arena”- dijo para sí. (sí, sabiendo lo ridículo que era el hablar en voz alta para nadie)

Volteó a su entorno, y pese a la momentaria pena que le dio el sonido de su voz dirigido a la nada, como una aceptación del inicio del resto de su maniática vida, decidió restar importancia a la vergüenza que le daba, y comenzó por primera vez, desde que entró a la jaula que le tenía, a hablar para sí, en el mínimo análisis de su entorno. –“Pues qué demonios, si acaso hubiese quién me criticara, lo primero que me juzgaría más sería mi atuendo de ropavejero, más que una especie de locura en soliloquio, que para estas alturas, considero, ya me debe de valer una chingada”- Luego se levanta y arrastra los pies, separando las arenas, y meneando sus manos para tratar de disolver un poco la neblina.

ARES.- “¿Habré ingresado en una puerta? -se silencia, y observa. Después ya continúa- Incluso el
aire se siente más helado… Me gusta. Pareciese que esta parte del pasillo es más gélida,
pero la sensación de la arena colándose por entre los dedos de mis pies, me satisface…
Increíble, luego de perderlos a todos pensé que no podría hallar satisfacción en nada”

Ares inhala y sonríe. Agita sus manos entonces para seguir diluyendo la neblina, teniendo también éxito en su cometido; poco a poco la neblina va quedando destruida. La zona continúa siendo el frígido lugar en el que había permanecido todo este tiempo, pero esta vez se sentía un poquito diferente. Frente a él se encontraba un tremendo jardín de arena sin cielo en las alturas; con ondas simuladas por rastrillo impresionan al recién llegado.

ARES.- “Este lugar es hermoso. No había visto semejante belleza en el espacio desde que entré,
había pensado que los únicos deleites que había habido alguna vez aquí eran las
presencias de los ya declarados inexistentes personajes con los que me he topado antes, y
ahora han sido extintos cada uno de ellos. -Lo medita- Quizás lo pensé anticipado”

Con una complacencia casi resignada, el ya no Exterminador da el siguiente paso hacia donde estaba el resto de la arena, y a cada paso que se entrega, las ondas en las arenas, como las aguas de los mares, va ondulando alrededor de sus pisadas, lo cual continúa impresionando a quien lo penetra.

ARES.- “Deleitante. Simplemente fascinante. Pero, ¿qué habría de hacer ahora? ¿Me introduzco a
las profundidades del jardín de la no-existencia, violentando su santidad y su perfecta
constitución vital? o ¿Me abstengo del placer de conocer y explorar ésta joya que ahora
conozco como muestra de respeto a su grandiosidad, y a la vez miedo a continuar en este
descenso de mil cabezas expandiéndose?”

Pero como era de preverse, ni un murmullo contestó los cuestionamientos del viajero de la nada, así que, arriesgándose a lo que decía en la última de sus suposiciones, ingresó a ese gran karesansui que se perdía en el horizonte, arriesgándose en la que sería la última de sus osadías en el espacio blanco en el que vivía.
La frescura del ambiente, con ese aire frío, pero no perjudicial, contrastaba con lo seco de las arenas, sobrepuestas en grava, dibujando sus ondas constantes alrededor del caminante, haciendo de esas olas marinas montonales de polvo acomodados escultóricamente, dinámicos, pero solo donde existía el peso de los andares, pues el resto eran solo líneas extensas hasta donde el ojo ya no puede ver.
Caminaba y caminaba, pero el efecto continuaba, y lo seguía todo el camino que debiera; el cansancio aparecía de repente, tanto en el pecho mal ejercitado de Ares, como en los muslos que lo movían en esta encuesta, pero las gotas de sudor jamás mostraban seña en el jardín al que había ingresado. Ya que el agotamiento sobrepasaba las limitantes de la zona blanca, Ares comenzó a sufrir de una nueva interrogante, el descanso en medio de las olas del karesansui…
Que polémica tan idiota, la pregunta sobre la prudencia turística sobre recostarse sobre las olas del karesansui gigante, y que el terreno lo tomara como un insulto por ignorancia, o que simplemente le traicionara, y lo devorara entre las arenas, como, talvez, muchos antes que Ares, habían sufrido en la más cruenta de las quedadas.

ARES.- “Pues, sea así, bástate de pendejadas, tírate al suelo, y piensa que peor destino no pudiera
existir”
ARES.- “¿Apostamos?”

Desconfiadamente, se agacha con lentitud, acaricia las arenas del karesansui, y poco a poco, el confort lo va recibiendo; pareciera, que no hay nada que temer, que esas olas secas son sábanas aguardándolo, el primer regalo en milenios, esa enorme cama de tierra será un buen lugar para relajarse, luego del infierno por el que ha tenido que pasar.
Ya acostado, sonríe, mientras que, sin darse cuenta, las arenas toman la forma de su cuerpo, reconstruyendo las líneas aplastadas con éste; Ares se siente, como ya hace mucho tiempo, satisfecho y completo, así que mira la simulación de firmamento y se deja a sí mismo dormir, profundamente. No sueña, pero el descanso le basta por ésta ocasión, talvez, más que nunca.

Al abrir los ojos, viendo nada sino el vacío, ya no se siente extrañado, por primera vez dentro, sentía que esta inexistencia ya no era una extrañeza, al mirar arriba y percatarse que no había nada, al saber que si volteaba alrededor no habría nadie, así que finalmente suspiro, en conformismo, y se dijo –“Nada nuevo”-, así que se deja rodar hacia su lado izquierdo, donde el horizonte había quedado antes de dormir, y pareciese que solo para llevar la contra a sus impresiones, algo nuevo había aparecido en el karesansui aquella “mañana”…
En el horizonte, a comparación de “ayer”, que no había nada, “hoy” había una puerta nueva, una que nunca había mirado en el pasillo de los tiempos, pues el resto de estas no tenía ventanas sobre la madera, lo cual esta sí, y dejaba ver luz natural del otro lado de ella. Una nueva puerta en el jardín pacificador se había alzado, quizás recompensando la paciencia, quizás otra broma maldita del agujero donde se había quedado atorado.

ARES.- “Una nueva puerta, y creo que el sol se encuentra del otro lado, aún cerrada creo que lo
puedo visualizar”

Él sabía que una nueva trampa podría ser, pero bajo la misma idea que se hizo cuando decidió ignorar las posibilidades peligrosas de un karesansui malvado, igual decidió para con la puerta hacia el sol.
Se veía lejos, pero el cansancio no era pretexto para la sumisión, podía aguantar días y días sin descansar, sin importarle lo que sus músculos le provocaran, sin darse por aludido del hambre, la sed o la autodestrucción corpórea.
Se levantó del regazo de paz que se encontró, se sacudió la arena que había quedado en restos sobre él, y con el beso de Minerva en sus pensamientos, se dio valor, se dio fuerza y no miró para atrás, y se adentró hacia el horizonte del karesansui, ésta vez, sabiendo que era su última oportunidad.

El camino era difícil cuando el jardín percibía que Ares no tenía la intención de quedarse con él, los pasos eran pesados, como si caminara a la orilla del mar, arrastrando las sobras de los mares con ellos, las arenas lo sujetaban, casi implorando por su estancia permanente, pero el Exterminador tenía una determinación inamovible, un conocimiento de su querer como nadie, y una fuerza de voluntad incomparable, él no podía vivir ni siquiera en el jardín de felicidad, un minuto más, teniendo con esto, solo una alternativa: la fuga.

ARES.- “¿Qué tan lejos puedo estar? ¿Qué tan colgado puede estar el destino de libertad con el que
he soñado tanto tiempo? No puede esperar más ésta condena, necesito conocer del todo
quién soy realmente, pues si es verdad lo que Efialtes y Oto me hicieron ver en el fin de
mi palacio, si no hubo Minerva, Molcajete o Exterminador, necesito tener una prueba
latente de que nunca estuvieron ni siquiera ahí, que ni un recuerdo pueden llegar a ser;
pues si todos nacieron de mi cabeza, ¿qué escena más patética y frustrante pudiera yo
pedir?”

Y si el camino tampoco llevara a ninguna parte tampoco por este sendero nuevo, ojalá existiese un momento de misericordia que me mate y culmine de una vez por todas con mi sufrimiento.

Pero, como en toda encuesta dentro de la zona, las aproximaciones eran lentas y pesadas, nunca eran fáciles blancos para ser alcanzados, lo cual Ares ya daba por sentado e ignoró, pues sabía que si las voces de fracaso en su cabeza predominaban, nunca encontraría salida a ninguna parte. Por ese lado, eso pensaba, aunque su pesimismo lógico afirmaba que su perseverancia era un inútil gasto de energía, que, aunque la comida era innecesaria en la inexistencia, a cada mal paso que daba más tristeza se apoderaba de su alma; igualmente, Ares tenía una opinión sobre esta perspectiva: Que si la tristeza le devoraba el alma, esperaba que si se equivocaba una vez más, ya no le quedara alma para seguir viviendo…

Ares continúo su jornada paso a paso, sin importar los años que pareciera que duraban cada uno de ellos. El karesansui nunca actuó en contra del viajero, solo amordazó las plantas de su pies con la rigidez de las arenas, el rechazo era demasiado para un jardín por el que nadie pasaba nunca, así, su motivo, brindar paz, nunca era cumplido, pues no había a quien dar lo que el karesansui brindaba.

Hasta que cierto momento, tras dejar de lado los impedimentos del anfitrión que extraña a quién recibir, vio la puerta a aproximados 30 metros de donde estaba parado, justo a la orilla contraria del jardín por el que había estado caminando. Así que al ver que podía contemplar la siguiente etapa de su caminado, Ares estalló en júbilo, y corrió con todas sus fuerzas a donde el portal se levantaba.
El karesansui fue nulo en la última de sus acciones, pues la emoción con la que el viajero corría era incomparable con los intentos del jardín por retenerlo, pese a que su espesor se condensaba como nunca antes, Ares logró llegar frente a la puerta.

ARES.- “¿Quién lo diría? La última puerta, la que me señalaba Oto, no era esa”

La sonrisa de éste iba de oreja a oreja, y sentía, casi sabía, que finalmente había llegado al extremo enteramente contrario al por el que habían entrado. Cada vello de su cuerpo se erizaba de la estremecimiento de la realización de su meta, luego de años y años de aprisionamiento; y después de todo esto, estaba listo para dar el primer paso del resto de su destino: Mirar por la ventana y ver el sol, nuevamente.

Con miedo a la nueva decepción, pero decisión completa, Ares se pega al cristal de la puerta, y pasa lo que él esperaba que pasara… Ve el sol…

ARES.- “Es él, es el sol, sí está detrás de esta puerta ¡Está detrás de la puerta! ¡Está detrás de la
puerta! ¡El sol sí estaba detrás de la puerta!”

Ignorando las lágrimas que la emoción le hacía sacar, su mano pasa de recargarse en el vidrio a la manija, la cual menea precipitosamente, con fuerza, con ternura, con desesperación, pero al ver que la manija está trabada, hace lo que cualquier persona haría, quiebra el vidrio con el codo, y mete el brazo para abrir desde dentro/fuera. Y para gran gozo del intruso, la puerta se abre sin ningún problema.

ARES.- “¡Lo he logrado! ¡El portal de la salida ha llegado para mí! ¡Finalmente podré salir de
aquí!”

Pero ya que se encamina para seguir/conseguir(lo) todo, es interrumpido.

EFIALTES [en off].- “Ese portal no es la salida. Y el festejo ctónico apenas está por iniciar; solo
han pasado escasos trece meses”
ARES.- “¡Efialtes! ¿Has sido tú el que me ha traído a esta zona de miseria?”
OTO [en off].- “Madre estará furiosa si sales ahora, no puedes abandonarnos. No aún, la verdad es
tan difícil, que no podrías ni manejarlo”
ARES.- “¡Oto! ¡también tú! ¿Porqué me han aprisionado? ¿Hace cuánto que me han tenido
prisionero?”
EFIALTES [en off].- “No eres prisionero de nada, no eres nada, eres insignificante, te sobrevaloras
para sobrellevar tu mísera existencia. Pues mírate, ni siquiera llegar a
comprender lo que haces verdaderamente en este lugar”
OTO [en off].- “Pues sí, Ares, no comprendes que este lugar no es lugar, nunca resolviste un
rompecabezas que para ti era solo un puente para salida de Naxos ¿Cómo
comprenderías lo que hay cruzando el portal del karesansui?”
ARES.- “Ustedes dicen que solo trece meses han pasado, yo he vivido aquí por eternidades, ¿cómo
no arriesgaría mi esencia autodestructora para comprobar si lo que creo es verdadero o es
otra farsa más en la zona de la Espera?”
EFIALTES [en off].- “Desvaloras la pesadilla construida para ti, y partes, así como del karesansui,
arrogante, sabelotodo, omnipresente”
ARES.- “¿Una pesadilla? ¿Entonces todo esto sí fue un sueño? ¿Un alucine en una extraña
diversión mal sana de alguno de ustedes dos?”
EFIALTES [en off].- “¡Pesadilla-sueño-pesadilla! ¿No te cansaste toda tu estadía de la interminable
pregunta de pesadilla-sueño-pesadilla? Tantas veces te dijeron que no
soñabas, tantas veces te dijeron que no estabas muerto ¿no te basta con
comprenderlo? La que tú llamas Espera tiene millones de secretos, más no
es uno de ellos el estar en el estado tangible de la ensoñación, el infierno o
un lugar peor en medio de santurrones y benditos”
OTO [en off].- “Olvida la templanza malintencionada de mi hermano, ¿ya tienes un plan para
afrontar lo que sea que hubiese en la que tu llamas la puerta a la salida?”
ARES.- “Yo confiaba en ti, Oto. Nunca confíe del todo de tu hermano, pero a ti te consideré más un
amigo, que solo un guía en las peores vacaciones que haya habido, en esta mierda de
pasillo de los tiempos”
OTO [en off].- “Siento decepcionarte Ares, y créeme que sí llegar a sentir cierto estima por tu caso,
pero no me has contestado a la que pregunta que te he hecho”
ARES.- “Los planes no importan. Por un momento yo llegué a pensar que los cuatro emergeríamos
de la zona blanca, con ayuda del cartero de Molcajete, pero solo el paso de los segundos
me ha acercado más a lo que ustedes declararon como verdad, que lo que yo llegué a creer
por un largo rato. Ahora solo sé que quiero ver el sol, quiero ver cómo sale, quiero sentir
sus rayos en mi piel, quiero tener curiosidad, pero no la virtud de verlo directamente con
los ojos”
EFIALTES [en off] -murmullando para sí mismo-.- “Estupideces”
OTO [en off].- “Piensa en el palacio, piensa qué tan fácil lo perdiste todo, no seas tonto, no te
marches, hasta el karesansui te ha recibido y casi adoptado en el jardín de las
respuestas”
ARES.- “Más en el palacio nunca vi el sol en ninguna parte, y no es sino hasta ahora que tras el
cristal de la puerta del karesansui, que hasta el calor que siempre brinda, puedo sentir, de
una vez por todas”
OTO [en off].- “Hasta el calor puede ser simulado dentro de La Espera, recreado dentro del Pasillo
de los Tiempos”
EFIALTES [en off].- No, no, no, Oto, estás indagando mucho en la construcción existencialista del
espacio, mejor deberíamos de ignorarlo, y dejar que lo descubra por sí solito”

-De pronto, de dentro de la puerta se escucha:-

MINERVA [en off].- “Mira el sol, y míralo brillar, ahí está, brillando para vos; si tú lo preguntas
pienso que no cesará.
Eso no, ahí está, y sé que brillará, y su halo dejará brillando para siempre por
rosas que tocaste.
Las plantas lo saben, las bestias en ellas, los bichos, arañas, los perros y
ardillas, ellos perciben el aroma de tus pasos; el sol que te regala los rayos
en la cara, resplandeciendo, haciéndote relucir, haciéndote perfecto,
perfecto en lo que haces, perfecto para mí”
OTO [en off].- “Solo recuerda que los espejismos cualquiera los puede crear, y que la manipulación
de los deseos es más peligroso y letal que cualquier guerra que pudieras provocar.
Piensa antes de que hagas lo que hagas, o quedarás para siempre en un espiral sin
esperanza”
ARES.- “¿Qué pueden saber ustedes? ¡Gigantes tontos!”
OTO [en off].- “No realices las predicciones de Efialtes, razona según las vivencias del Pasillo.
Aquí nunca es la opción más sencilla”
ARES.- “Pienso que pierdo el tiempo hablando con ustedes,, mi libertad apremia”
EFIALTES [en off].- “¡Sí! ¡Tu libertad vale más la pena que las palabras aseñoradas del idiota de
mi hermano, da un paso adentro y libérate de nosotros como nosotros nos
liberaremos de tu soberbia!”

Y mientras Oto y Efialtes trataban de persuadir a Ares de que no siguiera su instinto más primitivo, el sol resplandece y da calor a quien se marcha, invitándolo más y más a dejar a los gigantes en su mierda de dimensión.

ARES.- “Lo siento, gigantes, pero yo me largo del infierno blanco, y camino con los rayos del sol”
OTO [en off].- “Escapar de aquí es lo más imprudente que pudieras realizar”
EFIALTES [en off].- “Tú no puedes escapar de la zona o el pasillo de los Tiempos, no eres nada ni
nadie comparado con los poderes que persisten en cada milímetro de este
sorprendente templo de inexistencia”
ARES.- “Me voy. No asegurando que ustedes me llevaron preso, encadenado, pero si apostándolo
todo a que voy a verme en la mejor de las situaciones, en el regreso al aire iluminado, y
respiraré libre sin extrañar momento alguno dentro de su “templo subexistencial””
OTO [en off].- “Huir de nosotros será el error más grande que cometas”
ARES.- “Escúchate, Oto, ya te oyes como tu hermano”
OTO [en off].- “Cuánta insensatez, cuánta obstinación”
ARES.- “Yo me largo. No digamos más”
EFIALTES [en off].- “Alguna vez habrá alguien que nos escuche, que vea más allá de los barrotes,
que entienda el privilegio de ser un prisionero.”

Así, Ares da el primer paso adelante, dejando atrás el vacío blanco, con el karesansui y la interminable y burlona risa de Efialtes, en un eco que rebota contra mil paredes, como si cada puerta del pasillo respondiera con un “ja” diferente. No obstante, Ares se hace de oídos sordos, pues ante sus ojos, está lo que tanto había anhelado.
Era pequeño patio, un área verde entre edificio y edificio, uno de ellos era la enorme zona blanca de la que había escapado, el otro, su supuesta entrada a la libertad, el regreso a la realidad. En el patio, un rectángulo de 20 metros cuadrados, lucía un hermoso árbol manzanero con ardillas, y solo hacía una sombra al hermoso sol en las alturas, situado a medio día, con un precioso cielo azul, con viajeras nubes esponjadas.

ARES.- “Esto es la libertad, ya no deseo nada más… Todo fue un maldito experimento
enfermizo… Talvez hasta los gigantes eran parte de una humillante forma de
tratamiento… no sé, lo que me importa ahora, es que he salido, ahora sí tendré acceso a
mi identidad; y lo sé, porque el sol resplandece y calienta, solo para mí. Amo la luz del
día”

Cruzando el patio del césped esmeralda, paralela a la puerta de cristal del Pasillo, había una puerta metálica con un letrero que decía “salida de emergencia”. Ares sonríe con éste, y se dirige para allá, luego de su breve baño solar. A comparación de la puerta cristalina, la puerta de salida tiene una perilla que no cuesta trabajo de mover, así que al exterminador no le provoca nada sino salir de ahí entre antes mejor, y descubrir al causante verdadero de su aprisionamiento ese año lunar.
Entrando a la salida de emergencia se topa con un set enorme, con staff, directivos, camarógrafos, público y demás, entrando ahí suda, así que de un respaldo sin dueño toma una pequeña toalla que había reservada, seguramente para alguien a quien las cámaras fueran a tomar en lo que sea que hayan estado produciendo.
Pasa desapercibido, y lo primero que busca es un espejo, para ver qué tan mal se veía luego de la depresión después de lo del palacio. Ya que lo haya, se ve al espejo y ve que los harapos han desaparecido, su traje de entrada ha vuelto a ser lo que trae puesto, y las arrugas en su cara regresaron. “Quizás éste sea mi verdadero yo, y ahí dentro me mantuvieron dopado, en un estado de alteración que ni yo logro comprender”. Lo siguiente que se roba es una botella de agua, pues el efecto de la sed, luego de los (según los hermanos) trece meses, ha vuelto a las prioridades del llegado.
Se acerca a un camarógrafo y le pregunta que qué era lo que grababan o qué hacían, pero nadie jamás le contestó, entonces, se escucha que lo que sea que fuera está a punto de comenzar, los aplausos llaman a que comience lo que es.

NARRADOR.- “A veces, en el interior de una cabeza inmaculada ocurren fantasías como las que
nadie más puede tener. Las posibilidades de existencia se basan en la relatividad
de la perspectiva de quien la usa; sin embargo, cuando uno no controla los
pensamientos que de pronto se atraviesan en los ojos de quien los concibe, la
mente se puede convertir en el arma más peligrosa que el ser humano, pensante o
no, puede ser partícipe…”

-El telón se abre lentamente, y se muestra dos camas, una al lado de la otra, centrada en el escenario, en una cama está sentado Ares joven, en la otra está Minerva (joven también); los dos están tristes y cabizbajos, sus miradas están en el suelo, de vez en cuando se voltean a ver, pero el único sentimiento que se cruza en sus expresiones es el del rechazo, ya no existe esa alegría de la escena primera, ahora se sienten miserables.-

La escena es familiar, Ares observa desde detrás de bambalinas. El peor presentimiento de su vida empieza a revelarse a cada momento que pasa en aquella presentación teatral.

-Del lado derecho emerge una mujer de maquillaje escurrido, como si hubiese sido mojada sobre una exagerada pintura facial-

ACTRIZ VIEJA.- “Míralos, qué desastre. Son un asco. Y todo es por tu culpa, eres nefasto…”
ARES.- “Es… ¡Es Consuelo! Pero se ve mísera, como en los primeros momentos de nuestro
tormento ¿qué pasa?”
ACTRIZ VIEJA.- “No pueden si quiera mantener sus ojos el uno sobre el otro, como si tuviesen
pena de ser ellos. ¿Qué tanto dolor les has hecho sentir? ¿Porqué los has
masacrado a ese grado? ¿No has tenido la más mínima de comprensión?
Míralos, solamente, míralos, son miserables. Ha sido culpa enteramente tuya,
todo lo echaste a perder”

Al voltear para atrás, al darse cuenta de que había iniciado otra vez el espiral, que el sol, había sido el anzuelo para el reinicio de su destrucción, ve desvaneciendo a todo mundo, poco a poco, el resto del staff se iba esfumando, como proyecciones de una realidad querida, cuyo momento tenía que terminar…
Ares corre directo a la puerta metálica, la cual permanecía abierta, y al asomarse ve el patio totalmente marchitado, ese árbol manzanero de antes se había convertido en madera muerta, y ese set al que había emergido era solo una careta del reinicio del espiral del pasillo de los tiempos.
Después ve que la puerta cristalina había sido reparada, y que el vidrio en esta le permitía aún ver hacia dentro de la zona, donde el karesansui terminaba.
El ahora envejecido Ares se asoma por el cristal que alguna vez había tronado, y viniendo de la zona más lejana del jardín pacificador, ve las siluetas de los dos gigantes acercándose. Con pasos grandes, a comparación que consigo, el karesansui les permite libertad en sus pisadas.
De reojo, Ares cree ver que Oto lo voltea a ver, pero a final de cuentas no está seguro de nada.
Antes de llegar a la puerta cristalina se detienen, y de pronto, las arenas del jardín se mueven como olas enormes alrededor de los internos. Oto se muestra serio, y se cubre los ojos de la tormenta, pero Efialtes nunca se deja de reír, burlándose, parecía. Hasta que de pronto, de las arenas del karesansui emerge un globo aerostático, y un gran agujero se hace en medio de las olas desiertas.
“No escapes, no escapes” se traduce el argumento de los gigantes en la cabeza de Ares, pues, ahora se daba cuenta que la intención de estos no era el retenerlo más tiempo ahí, sino evitar que regresara al momento del comienzo en el que ahora Ares se encontraba.

ARES -gritando-.- “¡Oto! ¡Efialtes! ¡Ábranme la puerta! ¡Déjenme volver que esta puerta no me
lleva a ninguna parte! Tenían razón! ¡Oto, Efialtes!”

Pero los gigantes no escuchaban, así que sin importarles la problemática del Exterminador, ambos ascendieron a la canasta del globo, el cual tenía la gran insignia del nombre “Hermes” y flotaba sobre los arenales del karesansui.
Ya de pronto, del agujero en medio del desierto, surgió la verdadera luz solar, mostrando solamente que la salida la había encontrado desde antes, en ese hospitalario jardín de tranquilidad.
Con desesperación, Ares golpea repetitivamente el cristal de la puerta final del pasillo, pero el vidrio esta vez no se quiebra, impidiéndole pasar a donde la salida real se había revelado.
El exterminador cae de rodillas derrotado mientras ve a los gigantes descender por el karesansui hacía afuera del pasillo, sin interrumpir nunca el constante golpeteo contra el cristal que no se quiebra.

OTO [en off] -muy muy lejos-.- “Cuánta insensatez, cuánta obstinación”

Luego de que oye entre verdades y recuerdos la voz del gigante consejero, el globo ha bajado completamente, y las arenas se vuelven a dibujar tapando el portal que conducía a afuera de la zona blanca, y poco a poco el final de ésta se oscurece, dejando de existir por este momento, hasta que las medidas llegaran a ser necesarias nuevamente, finalmente, ahí dentro todo era en espiral y nadie podría esquivar las especificaciones del lugar.

Una repentina brisa de aire seca las lágrimas de arrepentimiento de Ares, y una gran nube negra cubre el poco sol vespertino del patio otoñal en el que estaba, poco a poco el firmamento se llena con las sombras, oscureciendo nuevamente y bajando la temperatura a un nivel inaguantable, lo que lo obliga a salir de ahí y volver a la salida de emergencia.

Al volver al set se siente imbécil, se siente fracasado, se siente imposible… aunque al final de la mala suerte piensa que si repite todo de “a” a “z” pueda regresar al jardín de la salida y emerger del pasillo de los tiempos de una vez por todas, solo era cuestión de recordar cada una de las cosas hasta ahora.



-o-

Parecerá cliché de narración y de miseria, un predecible conocimiento del resto de la historia siendo llevada a cabo, pero a cada paso que daba de regreso al escenario, Ares se llenó de amnesia, olvidando las cosas más básicas de su viaje a través del Pasillo de los Tiempos, recordando únicamente que estuvo ahí mucho, mucho tiempo, y que fue por eso que la vejez los alcanzó…

En su amnesia, la parte trasera del escenario se llenó de oscuridad, y como su personal, en medio de la luz falsa de La Espera, todo desapareció, desde la parte trasera del telón hasta la puerta con el letrero de “salida de emergencia”, cada memoria, cada consejo, cada aprendizaje se perdió, por la arrogancia y la desconfianza de quien nunca sabremos si sí era o no era El Exterminador de la tierra, el brotoloigos de generaciones de personas, el androfontes que Molcajete mencionaba, el brutal personaje bélico del que se hablaba, pero parecía que los Alóadas no mentían, así que posible descartar las teorías del mexicano triunfador en la guerra. Es triste, la historia de Ares, y su viaje por la zona blanca, por el pasillo de los tiempos, y la eternidad en inexistencia, pero las cosas suelen ser tan míseras como el destino, así que la irrealidad es un punto medio entre la lógica y las posibilidades.
Ares pasó de ser, entonces, del Exterminador, y casi el emperador del mundo a un peón en medio de la razón y la no-razón propensa a las versiones que se requiriesen, en momentos de angustia, y en momentos normales…


-Minerva 2 (la vieja) termina su dialogo, y se sienta a la orilla del escenario mirando ahora ella también para abajo, toda la fuerza que antes destellaba se apaga y se vuelve otra más de las decadentes en medio de la escena. Se cuelga el micrófono del cuello, no sin antes apagarlo-

-Otra estela de vapor sale de detrás del escenario-

ARES 2.- “¿Minerva? ¿Minerva? ¿Estás aquí? ¿Minerva?”

(Las únicas palabras lógicas que recordaría, el camino a la repetición, la soledad y la mala selección)

-Ares 2 ingresa a escena, buscando entre la gente a Minerva, se dirige al escenario, ve a Minerva 2, como tratando de reconocerla, pero parece que no lo hace, así que sigue su camino, y cuando ve a los dos de las camas, se les acerca para ver si los reconoce, y al ver directo a Minerva, se sobresalta y se inclina para su cara, tomándola y agitándola de los hombros mientras se le dirige-

ARES 2.- “¿Minerva? ¿Minerva? ¿Eres tú Minerva? Te he estado buscando por años. ¿Minerva?
¿Puedes escucharme? ¡Eres tú Minerva?”

NARRADOR.- “¿Y en qué momento podemos definir cuando es hoy, y cuando es ayer? ¿Qué es el
tiempo para alguien que ni la realidad que le circunda conoce? ¿Qué es eso que se
llama realidad?
La realidad no existe, la realidad es relativa, la realidad son nuestras elecciones, y
lo que hacemos con ellas, cómo las adoptamos, cómo las defendemos, y
finalmente, cómo las afrontamos”

















Carcomido, qué bello sufrimiento me
nace contra las rodillas, el sol, está postrado
nuevamente donde no lo alcanzo a mirar, ¿porqué
entre tanta luz que sale de la puerta ninguno de los rayos
pertenece a ese que inspiraba las canciones de mi alma? ¿Qué
nueva revelación trágica trae el gigante que me acompaña? La vida
ha sido hecha para desecharme en una torre de mentiras, el tiempo cristalino
como cenizas en mis manos, cenizas que no queman, pues nunca estuvieron encendidas…


Eso es polvo, no hay cenizas…
Solo la ilusión de ellas.













-FIN


Pablo Suárez
[etis hagen]
2010

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